CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora: Tengo un hijo de 16 años. He criado sola a mis dos hijos. Su papá  ha estado pendiente de ellos. Nunca hemos vivido juntos. Me mudé a Estados Unidos hace 7 años. Su papá les compra el pasaje, comparten en verano. Mi hijo es  egoísta, no hace caso, me ignora, no sigue mis instrucciones.  El verano pasado enfrentó a su papá porque no quería hacer nada en la casa, su papá le pegó. Los golpes lo tranquilizaron. Hace dos años lo abofeteé en una tienda porque me faltó el respeto. No cumple con los trabajos de la escuela. ¿Qué puedo hacer?

Respuesta de la terapeuta: Su hijo está en una etapa de vulnerabilidad. Cambios importantes están ocurriendo en él. Durante la etapa de la adolescencia  comienza el debate entre padres e hijos por lograr la autonomía. Se busca incansablemente fijar una posición y una forma de pensamiento, las cuales se manifiestan a través del comportamiento.

Los golpes no resuelven absolutamente nada. Los padres golpean como un  mecanismo de imponer la autoridad más que lograr un verdadero cambio.  Si le pregunto a ustedes por qué golpearon, posiblemente, contestarán: “para que me haga caso”, “a mí se me respeta”, “hay que hacer lo que yo diga”.

Ninguna de estas expresiones promueve el aprendizaje; sí el sometimiento. La autoridad derivada de la razón, de la reflexión, del entendimiento, nos dice El Principito de Antoine Saint de Exùpery.

Su hijo tiene autonomía de pensamiento. Puede reconocer lo bueno y lo malo. Pudiera estar pensando sobre la inutilidad de los golpes y oponerse asumiendo una conducta contraria a la esperada. Nótese que no es por “pura rebeldía”, es por mantener su autonomía.

Pregúntese cómo puede ejercer la autoridad funcional, el poder necesario para realizar su tarea, legitimada por las experiencias y los conocimientos adquiridos en el ejercicio de la autoridad parental.

Hacer buen uso del poder no implica “abuso”. Este designa la capacidad para llevar a cabo alguna actividad.  Desde la perspectiva psicológica y social significa la capacidad de un individuo de influir en los demás, o de un grupo para influir en otros individuos o grupos (Otto F. Kernberg).

Mamá, piense cómo a través de los años ha estado asumiendo ambos ejercicios autoridad-poder.

Pregúntese, si quiere seguir ejerciendo como lo hacía cuando su hijo no podía enfrentarla abiertamente. Sobre el rol del padre no opino, pues, usted dice que no ha vivido con ustedes.

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