CONSULTORIO DE FAMILIA

<FONT color=#0000ff><STRONG>CONSULTORIO DE FAMILIA</STRONG></FONT>

Soraya Lara de mármol, M.A.
Sicologa, Terapeuta familiar

Pregunta de la lectora: Hace 6 años  me recomendó terapia. Después de tanto tiempo vuelvo al punto de partida. Tal vez, no era mi momento. El email  que  me escribió «quiérete mucho» cambio mi panorama. Hoy en día, tengo que tomar decisiones, y no se por qué me da tanto trabajo o miedo, pero tengo que quererme mucho para hacerlo. Estoy cansada de tantos abusos, mentiras y dejadez. El paisaje es  diferente, pero  con el mismo protagonista, las cosas son  iguales o peor. ME ARREPIENTO DE NO HABERME QUEDADO EN LA TERAPIA.

Respuesta de la terapeuta: Quizás en ese momento no estabas lista para ver la relación desde otra perspectiva. Todavía tenías  el «sueño» de matrimonio feliz y un «padre» ideal  para tus hijos.

Es una fantasía de toda mujer.

Hiciste lo que creías importante para ti y tus hijos.

Muchas mujeres piensan que hacer sacrificios, seguir la pareja en sus planes, renunciar a sí mismas los hará cambiar, lo cual no es así.

Recuerda que el cambio y la decisión son individuales.

 Si él entiende que no es necesario cambiar no cambiará. Si él piensa cambiar para complacerte, no lo hará; si lo hace, será transitorio y volverá atrás.

Si él cambia porque entiende que cambiar será mejor para él y su familia, entonces, el cambio puede ser permanente porque es una decisión pensada.

Cambia tú, hazlo por ti y  tus hijos.

Ellos necesitan de una madre contenta, segura y confiada.

 Disfruta de ti misma, regala al mundo lo mejor que tienes de ti,  eso te hará feliz. Saber que en tu caminar dejaste huellas para que otros sepan que pasaste por ahí, hará la diferencia.

El miedo paraliza. Tomar decisiones en las cuales están implicados los hijos es difícil.

No temas que tus hijos  te culpen mañana.

Los hijos saben todo lo que pasa en  el  interior de la familia.

 Observan con cautela y precisión los sufrimientos de los padres y en consecuencia entienden las decisiones.

 Los hijos sufren mucho cuando ven a las madres tristes y  llorosas.

Las madres, en su mayoría, son las que pasan más tiempo con los hijos, por tal razón, estos son más sensibles a los sentimientos de las madres.

Es imposible amar a otros si una no se ama a sí misma. Esfuérzate por ser feliz y transformarás tu vida.

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