CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora:
Una prima  se ha pasado toda la vida pensando que ha sido víctima de  las relaciones familiares. Habla de haber tenido una infancia desgraciada y una relación de pareja no muy buena. La conozco desde la infancia, no veo que tan sufrida ha sido. ¿Es posible que una persona piense que su vida es mala suerte?

Respuesta de la terapeuta: En la humanidad existen personas con percepción pesimista de su vida. Personas que han sido dañadas emocional y psicológicamente en su infancia, sobre todo aquellas que han tenido experiencias de malos tratos  por acción  u omisión, pueden sufrir de afección psicológica que perdure toda la vida. Su bienestar emocional podría ser irrecuperable cuando el daño ha sido muy grave.

Sin embargo, podemos encontrar personas que han sufrido las mismas experiencias y ser individuos con un gran sentido de la vida, altruísmo, madurez y confianza. Podría ser una respuesta resiliente a su historia de vida.

Han aprendido del dolor, desesperanza, sufrimiento físico y psicológico. Muchas de estas personas han encontrado su propia resiliencia a través de sí mismas, como lo hizo Victor Frankel, judío que estuvo en un campo de concentración nazi.  Sobrevivió al vejamen al que estuvo sometido. Después de ser liberado desarrolló un modelo psicoterapeutico de mucha importancia.

Otras pueden encontrar en sus vidas personas que les sirven de anclajes para desarrollar la confianza y un apego seguro, permitiéndoles recuperarse de la adversidad y transformar su vida constructivamente.

Encontramos casos de personas que a partir de sus vivencias y las representaciones mentales que tienen de ellas desarrollan el hábito del “arte de amargarse la vida”.

Invierten la mayor parte del tiempo recapitulando sus vidas, provocándoles el sufrimiento suficiente como para revivir el pasado como si lo estuvieran viviendo en ese momento. Estas personas suelen sufrir de enfermedades somáticas importantes. Podrían experimentar síntomas ansiosos y depresivos.

Sus pensamientos parecen obsesivos y llegan a provocar sensaciones de malestar psicológico. Invierten mucho tiempo en sentirse desdichadas. En consecuencia, actúan y se relacionan de forma desdichada con todos los seres queridos. Pierden la capacidad de ser feliz y de llevar bienestar a los demás.

Las personas tienen la responsabilidad de poder transformar su vida si logran modificar la percepción que tienen de  sí mismas.

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