Hoy 
Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora: Me da la impresión que la familia está en caos. Se habla de los derechos de la mujer a decidir sobre su reproducción sexual. La petición de las parejas homosexuales al matrimonio y a la adopción. ¿No le parece que estamos degradando la familia tradicional?
Respuesta de la terapeuta: En realidad la construcción de la familia varía de acuerdo al proceso histórico universal y a las presiones sociales que favorecen la implementación de nuevas políticas para proteger o no a la familia. Las minorías luchan para lograr el reconocimiento de sus derechos.
Las transformaciones de la familia actual han cuestionado el ideal de familia, sobre todo, aquella que presentan las distintas iglesias y la que está reconocida por el estado cuando legisla a favor de una o en contra de la otra.
Los avances de la ciencia favorecen a que una mujer pueda procrear un hijo sin la necesidad de tener una pareja masculina. Se puede comprar el esperma. Puede ser madre por inseminación artificial y compartir su maternidad con una pareja lesbiana o quedarse sola. Ella decide ejercer su derecho a la maternidad.
La mujer actual no siente vergüenza por ser madre soltera por opción. Ella está decidiendo tener un hijo con el hombre que elija sin la intención de tenerlo como pareja permanente. Su intención es ser madre. Deciden hacerlo a pesar de que su pareja sexual no quiere compartir la paternidad.
Un alto porcentaje de parejas son reconstituidas, parejas que se han divorciado y han decidido unirse a una nueva pareja, quienes generalmente tienen hijos de la relación anterior. Luego deciden tener hijos comunes. Esta familia termina siendo más compleja porque están los tuyos, los míos y los nuestros.
Si usted observa, la familia ideal responde más bien a un imaginario colectivo que no se corresponde a la realidad social de las relaciones de parejas imperantes.
En nuestro país existen las parejas con amantes con quienes los hombres procrean hijos. Existe una presencia significativa de hijos con diferentes mujeres. Esta es una forma de familia aceptada culturalmente, aunque no reconocida legalmente. Los hijos de este tipo de relación tienen el reconocimiento legal. Esto apunta a normalizar las relaciones de parejas paralelas.
La cultura instituida y la vigencia de las nuevas estructuras familiares provocan que paulatinamente nuestros sistemas de creencias se modifiquen.
