Sicologa, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora: Qué debe hacer una mujer que su marido se va de la casa sin comunicación porque ella descubre que él tiene una amante y le pide estabilidad emocional para ella y sus hijos? Él reacciona como si fuera la víctima, como si yo fuera la infiel. Al irse asigna una tarjeta de crédito para los gastos de la casa a nuestra hija, luego la suspende porque entiende que se estaba gastando mucho. Ahora, manda el dinero efectivo y todavía quiere llevar control de si se gasta mucho combustible y comida.
Respuesta de la terapeuta: La infidelidad como evento traumático afecta a la familia en muchos órdenes. Implica una fuente de estrés interno muy fuerte que remueve el mundo emocional de todos sus miembros.
En mi experiencia clínica he visto la tendencia en los hombres a reaccionar de la forma que usted explica, pasan de ser los infieles a ser las víctimas. Infiero que es una respuesta reactiva que denota inmadurez emocional. Buscan responsabilizar a las parejas de su propia conducta. El distanciamiento denota su pobre competencia para encarar su conducta frente a la familia.
Esta reacción podría estar comunicando que la familia no es de su interés en este momento. Su foco está centrado en su amante y en él. El silencio, podría, además, indicar que no le interesa hablar sobre el tema. Si vuelve, le estará diciendo a través de su silencioso retiro, tema prohibido, de esto no se habla aunque yo vuelva. El silencio impone una conducta.
El reclamo por el dinero denota un vínculo instrumental no afectivo. Si él determinó la suma de dinero que enviaría es porque reconoce los gastos en los que incurría la familia. Que su actitud varíe respecto a las necesidades de ustedes pasa a tener otra connotación. Ustedes no son fuente de interés. No percibe que forma parte de esa familia como padre y pareja que fue por años.
Si él no quiere hablar con usted, le recomiendo buscar una red de apoyo familiar o de amistades para que intercedan en la resolución del conflicto. Hay que definir el estatus de la familia. Un abogado puede ayudar por su conocimiento en las leyes que rigen el derecho de familia.
La orientación de un psicólogo puede ayudar.
Mantenerse en el limbo no aporta a la solución del problema. Por el contrario, lo sostiene.