CONSULTORIO DE FAMILIA

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta de la lectora: ¿Por qué sentimos temor a enfrentar la verdad y preferimos encubrirnos con mentiras? ¿Es mejor dejar que las cosas fluyan sabiendo que la base es la mentira?

Respuesta de la terapeuta: La mentira es un recurso usado como mecanismo de evitación para no enfrentar la realidad o a personas significativas, con la intención de evitar un enfrentamiento o perder privilegios. Indica temor a ser excluidos o rechazados si se habla la verdad.

Se aprende a mentir en sistemas donde hablar la verdad, decir las cosas como son, generan un alto revuelo de defensas. Decir la verdad es poner en evidencia a alguien que está haciendo cosas inadecuadas o que provocan daños a terceros.

Hablar la verdad puede cuestionar a la persona, la pareja, la familia, a un jefe, o un sistema social, religioso, político. Develaría una falsa imagen o postura personal del otro.

Quien miente podría ganar nuevas alianzas, ganar privilegios, más espacios y posiciones de favoritismo a costa de una falsa imagen de sí mismo. Se suele mentir para no lastimar o no ser amados.

Hablar mentira a conciencia de lo que se hace expone a las personas a experimentar sentimientos de culpa, ansiedad y vergüenza.

Dentro de las personas que mienten podemos encontrar los que hablan mentiras, ocultando toda la verdad y los que mienten a medias, es decir sólo dicen una parte, sobre todo la que no les compromete. Dejan partes ocultas, cuya finalidad es encubrir y no sentirse culpables de develar a la otra persona.

Esta última clase asume una posición ambigua porque no se compromete íntegramente a asumir la verdad. Pueden no identificar el daño que se provoca a sí mismos o a los demás por ocultar la verdad.

Si reconoces que ocultar no es lo correcto, pero optas por hacerlo, los sentimientos de culpa pueden apenarte y en consecuencia sentir ansiedad.

En determinados sistemas familiares la mentira puede constituirse un mecanismo regulador para preservar el equilibrio familiar. Mantienen su continuidad, la unión sobre la base de la disimulación, “nada pasa”, “todo está bien”. Hablar la verdad podría atentar contra la “supuesta estabilidad familiar».

Mentir u ocultar perpetúan la violencia, el alcoholismo, incesto o violaciones sexuales familiares, conductas delictivas, entre otras. Un dicho reza “para estar unidos hay que mentir, ocultar o hacerse de la vista gorda”.

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