Consultorio de Familia

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta del lector: ¿Es cierto que las religiones han tenido que ver con la represión de la conducta sexual en los humanos, sobre todo en la mujer? , ¿No le parece que es una exageración? Ahora todo se enfoca en la mujer.

Respuesta de la terapeuta: Cierto, la conducta sexual femenina ha sido reprimida por siglos, desde que se le impuso la sexualidad solo con fines procreativos. Por lo que la experiencia placentera quedó vedada.

La sexualidad se redujo a la genitalidad. Solo se concebía en la mujer la sexualidad para embarazarse, quedando otras zonas de placer en el olvido. Las caricias, toques y besos por otras partes sensitivas del cuerpo quedaron relegadas. Si se hace una revisión de la literatura religiosa se podrá apreciar que la mujer era considerada impura en el periodo menstrual, en el que no podía procrear. Sexualidad y pecado imperó.

Igual pasa con los políticos y otras organizaciones hablan de políticas de sexualidad tomando en cuenta la reproducción y el control de las enfermedades de transmisión sexual. No es que no sean necesarias, pero se pierde de vista la educación sexual integral.

Hay que destacar que el erotismo y la seducción eran pecaminosos. La mujer “decente” no podía manifestarlos. Tanto así, que el hombre tenía que buscar en otras mujeres lo que estaba vedado con sus parejas. La pareja tenía que asfixiarse de pasión.

Pensar que hablar de la sexualidad femenina es un absurdo, es volver a invisibilizar a la mujer. Todavía, en pleno siglo XXI se le da mayor importancia al rendimiento y poder de la conducta sexual masculina. En nuestro país, vemos cómo se promueven en juegos de pelotas y otras actividades de consumo masivo, estimulantes sexuales para hombres, cuyos spots evidencian la potente erección que tendrán si los consumen. La falocracia sigue en pie. Es la sexualidad centrada en el pene y su rendimiento.

Que haya un sector de la sociedad que destaque la importancia de conocer, validar, resaltar y querer educar sexualmente a la mujer es un acto de justicia. La hembra en la escala evolutiva fue quien dio el salto en el comportamiento sexual. Se independizó del ciclo hormonal, dejando atrás tener sexo solo cuando estaba en calor. Cambió la respuesta sexual femenina.

En la medida en que tanto mujeres como hombres tengan mayor información, más satisfactoria será la experiencia sexual entre ambos.

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