Pregunta de la lectora: ¿Es cierto que la cultura y el medio ambiente donde crecemos influencian sobre nuestro comportamiento? ¿Cómo es posible que reaccionemos por lo que hemos aprendido?
Respuesta: Una serie de creencias adquiridas a través de la cultura, la religión, la educación, los medios de comunicación y la familia llegan a constituirse en parte de tu conciencia, tus actitudes, la forma de relación y el estilo de responder ante las exigencias del entorno.
Me gusta incluir la economía imperante como un medio de influencia incisiva sobre el comportamiento de las personas. Marca tendencias, influye en la forma de consumo, crea necesidades que hay que satisfacer. Procura una autoestima basada en el consumo y modelos difíciles de alcanzar.
Nacer en una cultura determinada, no solo facilita el aprendizaje de una lengua sino la idiosincrasia de una ciudad, una comunidad o un barrio. La forma de comunicarse y de responder se hacen a través de una jerga específica y de lo aprendido en el entorno.
Nacer y vivir en una familia cuyo valor es la religión deja establecido claramente qué está aceptado, qué es pecado, qué comportamientos son generadores de culpa y arrepentimiento; lo que no veremos en una familia no creyente. Esta última se regirá por otros principios y valores. Los medios de comunicación y las redes sociales están más presentes y activos que nunca.
Son influenciadores y modeladores de tipos de consumo, cómo debe ser la imagen, a qué debes aspirar, cómo debe ser tu autoestima.
Encontramos en las ciudades anuncios colocados por doquier, que son vistos todos los días, cada vez que pasas por tu ruta. Estos pasan a tu inconsciente sin darte cuenta.
La familia como sistema socializador, mediante el diálogo, la forma de responder a los temas sensibles que activan la ansiedad, los patrones de interacción entre los miembros, el estilo de vinculación afectiva, se constituye en modelo o prototipo a seguir, que se aprende, se incorpora al repertorio personal y se convierte en realidad subjetiva.
La realidad es subjetiva porque depende de la interpretación personal de los acontecimientos que suceden. Se interpreta a partir de las experiencias personales y del sistema de creencias adquirido.
El amor es el amor, pero cada quien lo interpreta, lo siente y lo expresa desde su marco de referencia.
Comprender y respetar a los demás exige conocerse a sí mismo.