CONSULTORIO DE FAMILIA

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Pregunta de la lectora: Antes de casarme ya presentaba problemas con mi pareja. Llegué a suspender la boda. Tenemos 5 años de casados y los problemas en vez de mejorar han aumentado. Tenemos momentos en que nos llevamos muy bien, compartimos y viajamos. Son períodos de calma, pero no dejamos de discutir. Parece que las cosas no van a mejorar. ¿Qué podemos hacer?

Respuesta de la terapeuta: Algunas parejas carecen de habilidades y destrezas para encarar los conflictos cotidianos.
Se pasa de un problema a otro olvidándose de los temas pendientes por resolver. Estos quedan latentes e influyen y generan tensiones sobre los nuevos que aparecen.
Así, se construye una pirámide de conflictos acumulados. La carga emocional se hace más pesada y la visión de túnel aumenta.
Es decir, la flexibilidad de cada uno disminuye. Cada quien se atrinchera viendo al otro como el causante y culpable del problema, sin tomar en cuenta cómo se influencian mutuamente creando un circuito de interminables actitudes negativas.
Se pierde la capacidad de ser autocríticos y pensar de qué manera está respondiendo al problema. Es prudente preguntarse: ¿Por qué esto se ha constituido en un tema de discusión? ¿Por qué soy intolerante ante el comportamiento o actitud de mi pareja? ¿A qué le estoy reaccionando?
Es recomendable que ambos abandonen su zona de defensa y ataque y comiencen a crear una zona de conciliación, una zona simbólica en la que puedan expresar la visión que tienen acerca del problema y presentar su alternativa para que este desaparezca.
Usted describe el ciclo inadecuado de afrontamiento de conflictos que consiste en: acumulación de conflictos no resueltos, período crítico y período de calma. Este último, suele ser muy placentero, con aumento de la cercanía emocional, lo que constituye un reforzador para que se sientan bien olvidándose de los problemas pasados.
Estos vuelven a activarse una vez comience la tensión entre ustedes por alguna situación que los ponga en contacto con los temas no resueltos.
Es por tal razón, que conviene enfrentarlos para que no se intensifique el malestar y ocurra la explosión.
Les invito a tomar en cuenta este ciclo y a ser autocríticos para que tengan una convivencia más armoniosa y placentera.
Ustedes son las personas implicadas en el problema y, por lo tanto, los responsables de la solución. Anímense a hacerlo. Háganlo por su bienestar y tranquilidad.

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