CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta del lector: Desde muy pequeño dejé de vivir con mis padres. Viví en diferentes casas de familiares. Fui maltratado. Me he dado cuenta que a pesar de lo que viví  no soy una persona resentida. Todo lo contrario, participo socialmente, cuido de mi familia, amo a mis hijos y los protejo de que no pasen lo que viví. ¿Qué explicación tiene esto?

Respuesta de la terapeuta. Revelador testimonio. Usted es una persona resiliente. Demostró tener la capacidad de sobreponerse a las experiencias dolorosas, de sufrimiento y daño psicológico que infringe  el maltrato.

Parece ser una persona que ha centrado su vida en superar el pasado, replanteándose su futuro, desarrollando habilidades para afrontar la vida de manera diferente a lo que sufrió en la infancia y adolescencia.

Posiblemente encontró alguna persona cercana con quien logró un apego seguro, quien se constituyó en su persona de confianza.   

Cuando los padres no son figuras cuidadoras, bientratantes, los niños suelen encontrar otras figuras a las que quieren y admiran. Una persona que se muestre asequible,  con actitud para escuchar, valorar y entender al niño es suficiente como para que se convierta en figura de apego resiliente.

Crear vínculos con personas ajenas a los padres puede salvar la integridad psicológica de un niño. Relacionarse con personas que no intenten desvalorizarlo, atacarlo, suprimirlo, alivia el malestar que puede vivir en el hogar.

Percibir que existen otras personas que reconocen la condición de humano – niño es suficiente para preservar la autoestima y el autoconcepto del niño.

Estas figuras pueden ser desde un familiar cercano a un padrino, madrina, vecinos, profesores; siempre y cuando el  vínculo sea seguro y constante. A través de este vínculo se crea una barrera de protección psicológica para sobreponerse a la desdicha.

El problema se agrava cuando dentro de las redes del sufrimiento, el aislamiento, el daño sufrido impiden  desarrollar una red de apoyo social.

El niño queda atrapado en el maltrato, no quedando otra opción que desarrollar el mecanismo de adaptación al dolor, rechazo y sufrimiento. Esto se constituye en un mecanismo de sobrevivencia, lo cual no implica apego seguro, sino ansioso.

Usted pudo superar las condiciones desfavorables que existían a su alrededor rompiendo la pauta transgeneracional de maltrato y convirtiéndose en un padre resiliente, de apego seguro para sus hijos.

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