Consultorio de Familia

Consultorio de Familia

Soraya Lara de Mármol

Pregunta del lector: Mi pareja se queja constantemente de que no converso con ella. Le he dicho que no me gusta hablar del trabajo porque llegó a casa a descansar y, mucho menos de los problemas domésticos. Prefiero ver televisión para botar el estrés. ¿Es necesario que se hable todos los días? Si no quiero hablar, ¿qué pasaría?

 

Respuesta de la terapeuta: Es imposible no comunicar, puede que usted no se exprese verbalmente, pero sí se comunicará mediante su comportamiento. Toda conducta tiene valor de mensaje, según Paul Waltzlawick.

Como bien lo ha expresado, no quiere comunicarse y su actitud refuerza lo que ha decidido. Usted transmite un mensaje que es interpretado por su pareja. Su conducta bloquea la posibilidad de diálogo.

La pareja funcional se comunica espontáneamente y asume que es parte de la cotidianidad intercambiar las experiencias y sus apreciaciones. No se trata de sobrecargar a la pareja sino de introducir temas que motiven al diálogo.

Son pocas las veces que una pareja funcional lleva problemas de la oficina a la casa porque como díada marital tienen temas comunes que pueden disfrutar cuando estén juntos. Si alguna vez ocurriese, es porque la persona necesita hablar con alguien de confianza.

La actitud inflexible paraliza toda posibilidad de diálogo e impone a su pareja a abandonar toda posibilidad de dialogar.

Hay temas familiares que no son conflictivos, como los logros, experiencias novedosas de los hijos y las que cada uno considera importante trasmitir.

Estar juntos, acompañarse, acariciarse y hablar de las experiencias sexuales, le dan vivacidad a la relación.

Si suelen participar de alguna actividad como pareja o individualmente pueden introducir nuevos temas y ampliar su red social.

Considerar a la pareja como una fuente de apoyo, de confianza y de seguridad, reduce el estrés; si hay intercambios afectivos la disminución será más considerable.

Si la convivencia con los hijos es armoniosa más placentera será su estadía en el hogar e incidirá en la autoestima de ellos.

Ampliar la percepción sobre su presencia y función en la familia favorecerá su integración y sensación de bienestar. El sentido de pertenencia aumenta la cohesión familiar y la solidez afectiva.

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