Consultorio de Familia

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta de la lectora: Escucho hablar solo de la dependencia de la mujer y no de la del hombre, ¿el hombre no es dependiente? Es un disco rayado “La mujer se queda en una relación por dependencia emocional o económica”, ¿qué de cierto hay en esto?

Respuesta de la terapeuta: Tanto el hombre como la mujer pueden ser dependientes, no es exclusivo de un género. La personalidad dependiente es el resultado de un proceso psicoemocional en el que están involucrados los padres en lo relativo la diferenciación del sí mismo en el sistema familiar.

Además, hay que tomar en consideración los condicionamientos culturales, familiares y religiosos que son transmitidos gradualmentea través de distintos mecanismos que permean la identidad de una persona.

Podemos observar la dependencia desde los condicionamientos culturales y familiares, y la patología psiquiátrica. Esta última no aparece como una expresión única de un trastorno que surge por sí solo, sino de distintos factores que se integran, como son la familia, los procesos evolutivos y los acontecimientos o traumas que podrían modificar el curso del desarrollo de una persona.

John Bowlby desarrolló la teoría del apego que refiere que las personas adultas se vinculan de acuerdo al tipo de apego desarrollado con sus figuras primarias. Murray Bowen observó que la familia con un sistema emocional inmaduro no estimula la autonomía de sus miembros, más bien los cosifica, los motiva a depender y renunciar a su individualidad.

Si consideramos algunos aspectos de la religión y la cultura, notaremos que desde la niñez se interioriza en la conciencia que la mujer fue creada como ayuda idónea para el hombre y para que no estuviera solo, entre otras creencias, que van condicionando la identidad femenina.

En algunas religiones el rol de la mujer está supeditado al hombre y la mujer carece de derechos.

En el aspecto económico, la mujer no trabajaba y dependía de su pareja. No podía hacer transacciones comerciales ni estudiaren la universidad, ni desarrollar actividades políticas, y mucho menos dirigir empresas.

En estos tiempos es cuando más se habla de respeto a los derechos de la mujer y se lucha porque sean respetados.

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