Consultorio de Familia

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Soraya Lara de Mármol

Propósitos de Año Nuevo

Si nos preguntan: ¿quién eres? Generalmente responderemos refiriéndonos a roles y estereotipos. Olvidamos lo que esencialmente somos.
Solemos responder soy madre, abogada, bloguera, fotógrafa, pelotero o mecánico. En otras ocasiones nos referimos a actitudes estereotipadas aprendidas en la infancia y que nos identifican como dóciles, serviciales, atentas, buena madre o esposa; buen padre, competitivo y fuerte, no vemos más allá de lo aprendido.
En un contexto definido podemos asumir el rol si nos encontramos en un evento especializado, es lógico que nos presentemos y digamos la profesión o el oficio que realizamos. Es distinto a que nos quedemos en un rol y no salgamos de él porque es la imagen que nos hace sentir seguros. Es una máscara para encubrirnos, muchas veces de nuestra deficiente autoestima.
No quiere decir que estos roles sean discriminatorios, sino que impiden darnos cuenta de otras dimensiones que definen nuestro yo individual, que reflejan el auténtico ser, con sus luces y sombras.
Muchas veces se teme o se obvia reconocer las sombras y sólo se resaltan las luces, con la intención de obviar aquello que duele, que hace reaccionar inadecuadamente, que enferma o que crea conductas de inadaptación social.
Connie Zweig (2014) nos dice: “La sombra se expresa de manera indirecta ocultándose, tal vez, detrás del mal humor o del sarcasmo o quizás se disfrace de conducta adictiva y nos arrastre compulsivamente”. No podemos dejar fuera las sombras que pueden inducir a la ambición de poder y acumulación de dinero.
No nos enseñaron a reflexionar acerca de nosotros mismos y a observar nuestros pensamientos, sentimientos y reacciones, y cómo estos pueden afectar nuestras relaciones interpersonales y nuestros comportamientos sociales, incluso nuestras actitudes en la carrera u oficio que desempeñamos.
No somos lo que somos por haber nacido, sino por lo que vamos incorporando como identidad en el proceso de desarrollo, que incluye también las desmesuradas expectativas de los padres, las que oscilan entre el rechazo, el maltrato y la indiferencia. Además, la idealización de los hijos como seres especiales, omnipotentes, que no pueden expresar su vulnerabilidad para no traicionar las expectativas de los demás.
Proponernos reflexionar, conocer de nosotros, de nuestros miedos, inseguridades y tristezas nos permitirá observar infinitas alternativas para cambiar y favorecer el bienestar emocional, la mejor redefinición de nosotros mismos y nuestra libertad interior. Feliz Año Nuevo

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