Consultorio De Familia

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta del lector:

Tengo serias dificultades con mi pareja por algunos comportamientos míos que le molestan, sobre todo la infidelidad. Le he explicado que es un comportamiento aprendido de mi padre y de mis experiencias de cuando era joven. Es algo que no puedo cambiar. No soy hombre de una mujer. Si cambio dejo de ser yo. ¿Verdad que no se cambia?

Respuesta de la terapeuta:

El cambio es posible cuando la persona reconoce su conducta, sus antecedentes familiares y los eventos de carácter sexual que pudieron influir en la construcción de la identidad en esa materia. Es decir, cómo se autodefine y asume su comportamiento sexual frente a las mujeres.
La socialización sexual, tanto en hombres como en mujeres está matizada por las creencias imperantes en determinadas épocas de la humanidad que incluyen los mitos que distorsionan la realidad sexual, se asumen como ciertos y sirven para justificar los comportamientos.
El poder sexual ha estado reservado para los hombres para que expresen su potencia, sus competencias y su rendimiento gimnástico, así como para lograr el dominio o control a través del abuso o violaciones sexuales sin temor a ser sancionados o sufrir consecuencias sociales, religiosas o de tipo moral.
En un periodo de la historia occidental, la sexualidad femenina era concebida solo con fines reproductivos, no placenteros. Al hombre sí le estaba permitido el placer y la libertad para experimentarlo con la pareja y fuera de la relación sin condicionamientos culturales que la reprimieran.
Libertades o represiones a través de la historia de la humanidad quedan en el inconsciente colectivo y nos comportamos de acuerdo con ellas.
Esto no quiere decir que no se puede cambiar. La posibilidad de cambio existe cuando se asume conscientemente la decisión de lograrlo y se ejercita la voluntad. Si cambias tu sistema de creencias, cambias tú.
La plasticidad cerebral, es decir, la capacidad que posee el cerebro de reestructurarse o reorganizarse para adaptarse a las nuevas circunstancias, cambia y genera nuevas memorias y se sobrepone a lesiones.
Los argumentos de que no es posible cambiar, de que la persona no cambia son cuestionables, excepto que el daño es irreversible.
Tome en consideración lo que le dice su pareja, si usted ya sabe que su comportamiento le afecta y continúa con conocimiento de causa, entonces es intencional y la afección emocional es mayor. Usted renuncia a su capacidad empática.

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