Consultorio de Familia

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Soraya Lara de mármol

Pregunta de la lectora: He dejado de amar a mi pareja. Durante mucho tiempo le expresé lo que me hacía sufrir. Se mostró siempre indiferente y me acusaba de ser el problema. Ahora que le digo que quiero separarme me pide una nueva oportunidad y afirma que cambiará. ¿Cree que pueda volver a amarlo?

Respuesta de la terapeuta: En primer lugar, quiero destacar su actitud o desvinculación afectiva de su pareja. Cuando el amor desaparece no se busca y se encuentra como si se tratara de un objeto.
El amor se nutre de los intercambios afectivos, de la cercanía emocional, de la empatía mutua, el tiempo compartido, la lealtad, la confianza, el cuidado en conjunto de los hijos y de las buenas relaciones con las familias de origen.
Cada miembro de la pareja posee su autoestima, que se manifestará en la convivencia y en la formación y consolidación de la autoestima común, que se reflejará en el aprecio, la valoración y la aceptación mutua. Si la admiración se desvanece, aparece la indiferencia, apatía ydesencanto.
Suele ocurrir que la persona más motivada activa diferentes mecanismos para mantenerse enfocada en la relación y despertar el interés en el otro. Hace grandes esfuerzos para recuperar la atención, la cercanía, el tiempo y los planes en conjunto, y demanda afectos e invita al diálogo, pero al no obtener las respuestas esperadas,se desanima y deja de intentarlo.
Entonces, ambos caen en el abismo de la frialdad afectiva y la desesperanza se acrecienta.
La funcionalidad en la relación marital está sujeta al grado de madurez emocional, lo que permite a la pareja mantener y respetar sus principios y valores, incluso en los momentos de crisis y de tensión.
Asumen su cuota de responsabilidad y plantean el conflicto, aunque este sea grave, para buscar un entendimiento o para enfrentar una separación sin tener que recurrir a agresiones, descalificaciones y posturas displicentes.
¿Intentarlo? Dependerá de la capacidad de ambos para reconstruir los vínculos, superar el pasado, de comprometerse con el cambio, desarrollar la resiliencia y la admiración mutua.
Cada uno tendría que asumir su cuota de responsabilidad en comprender los problemas que les afectaron y no repetirlos, o por lo menos tener las habilidades para afrontarlos sin salir lesionados.
La autenticidad, la lealtad y la comunicación sincera serán determinantes, como también la coherencia, el compromiso y su complimiento.

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