CONSULTORIO DE FAMILIA

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Soraya Lara de mármol

Pregunta de la lectora: ¿Cree usted que estar en nuestra casa por tanto tiempo a raíz del período de cuarentena repercutirá en nuestras formas de relacionarnos y que nos afectaría psicológicamente?

Respuesta de la terapeuta: Cuando me hacen este tipo de pregunta suelo contestar sí y no, pues depende de varios factores, entre ellos mencionaría la resiliencia.
En el género humano encontraremos personas que son más vulnerables que otras, más propensas a enfermarse y a afrontar los eventos críticos de la vida con mayor dificultad y con actitud negativa.
La fragilidad o fortaleza psicológica dependerán de los procesos cognitivos (creencias, ideas erróneas, mitos y prejuicios), los rasgos y los eventos experimentados por cada persona que dejaron huellas emocionales profundas que las bloquean y les dificultan sobreponerse a la adversidad.
Todo lo contrario, quedan atrapadas en una gran tela de araña, inmóviles y con la sensación de que lo que padecen tiene un componente catastrófico y de incontrolabilidad, lo que impide ver que existen otras formas de afrontamiento y que pueden cambiar para fortalecerse y seguir hacia adelante.
Sin embargo, nos encontramos con personas con un historial de vida adverso y que a pesar de eso, muestran actitudes y comportamientos resilientes. La fortaleza psíquica predomina.
Observamos en ellas una vida rica espiritualmente, se enfocan en soluciones, tienen una red de apoyo social segura y de confianza, se caracterizan por acciones solidarias y de compromiso social.
Además, son personas capaces de reconocer sus habilidades y las potencian.
En el caso de las personas resilientes, la probabilidad de deteriorarse psicológicamente es menor. Por el contrario, las personas poco optimistas, que carecen de un sentido claro de la vida, que tienen expectativas catastróficas, se aíslan, no construyen relaciones sólidas y corren el riesgo de sucumbir ante los embates de la vida.
Muchos comportamientos del ser humano han sido resultado de la evolución, de manera que se preservarán. Los cambios en el comportamiento social como consecuencia de las circunstancias actuales podrían ser de carácter transitorio hasta tanto se nos autorice a los usos y costumbres anteriores, tales como los saludos con abrazos.
Los anhelos y las fantasías de unión y cariño esperan para ser expresados sin miedo. Todos saben que la situación es de carácter temporal.
Quizás cuando retomemos la cercanía social estemos aprensivos, pero poco a poco se restablecerá la confianza.

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