Sicologa, Terapeuta familiar
Pregunta del lector: ¿Existen hijos que abusan de sus padres?
Respuesta de la terapeuta: Si, hay hijos que abusan y maltratan a sus padres. Nos dice José San Martín Espluges “el niño que es educado sin noes, que no hace suyo el principio de realidad, no aprende a respetar a los demás”.

Educar y disciplinar enseña a los hijos que existen  límites, normas, reglas para aprender a no transgredir los principios enseñados. En este sentido, los padres se colocan en una posición de autoridad y  responsabilidad de educar a sus hijos.

En las últimas décadas se ha estado hablando de democracia familiar promoviendo las relaciones de igualdad entre los miembros. Creo que ha habido una confusión en el término de “igualdad”. Este se refiere al respeto que se merecen los hijos en su condición de seres humanos, pero no significa que tienen los mismos derechos que los padres.

Los padres terminan haciéndose amigos de  sus hijos, lo que trae como consecuencia que  dejan de educar. Se vuelven permisivos, tolerantes ante las conductas indeseables de los hijos, no ponen límites a los comportamientos inadecuados.

Los hijos terminan viendo a sus padres como iguales, discutiendo, irrespetando. Los padres no les enseñan a respetar el no, si no que, más bien les permiten que aprendan solos y de sus propias consecuencias.

Son más amigos que promotores de autoridad,  juegan, se cuentan todos los secretos, padres se visten como los hijos,  madres como las hijas. Comparten actividades con los hijos que son propias para ser compartidas con amigos y no con ellos. Hablan la misma jerga que sus hijos dejando muy pobre la diferenciación de la autoridad.

Otros padres tienden a decir que no educarán a sus hijos como lo hicieron con ellos. Generalmente, estos tipos de padres suelen ser sobreprotectores y permisivos. Su principio es que disfruten la vida,  “que no pasen lo que yo pasé”.

Renunciar a la tarea de educar desde la posición de jerarquía de autoridad parental hace a los padres vulnerables a que sus hijos les maltraten. Han estado educando  hijos insensibles al respeto a los demás, terminan no reconociendo la autoridad, tratan a sus padres como iguales con quienes pueden pelear, discutir, enfrentarse cara a cara y hasta los amenazan.

Padres negligentes  no les transmiten a sus hijos la empatía por los demás. Su necesidad es satisfacer su deseo.