Consultorio de Familia

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta del lector: Tengo entendido que los hombres somos menos expresivos, menos cariñosos y que tendemos a ser más agresivos porque subyace una razón genética. ¿Podríamos cambiar nuestros comportamientos a pesar de los genes?

Respuesta de la terapeuta: La ciencia no asevera la imposibilidad de cambiar con base a la carga genética que regula los comportamientos.

Cuando se analizan los comportamientos de la especie humana, se parte de un enfoque integral, se consideran factores biológicos, culturales, familiares e individuales. Es por tal razón que se habla del abordaje integral para comprender y analizar a las personas.

Estas superan a la genética, si no fuera así no hubiésemos evolucionado. Pensar, hacer juicios críticos y comportarse éticamente, responden tanto a los procesos individuales como a los colectivos.

Tenemos marcadores biológicos, como por ejemplo el nivel de glucosa en la sangre y el colesterol, entre otros, que indican si se encuentran dentro los valores normales de acuerdo con el rango de edad como indicador de salud.

Una buena alimentación, ejercitación física, meditación, estimular el cerebro para nuevos aprendizajes, favorece las funciones vitales y la salud personal y colectiva, y las estructuras y funciones cerebrales.

Asimismo ocurre con el pensamiento, con la expresión de los afectos, con las conductas agresivas, en la reducción de los conflictos y en tener una socialización más rica. Dependerá de qué hacemos, cómo lo hacemos, qué comemos, qué pensemos y cómo nos relacionemos.

Las personas, el entorno social y ecológico se encuentran en constante interacción y se influyen mutuamente. Por ejemplo, la calidad de los alimentos que ingerimos, el grado de químicos usados para preservarlos y mutarlos genéticamente, incluidos la carne y sus derivados.

De igual manera ocurre con los comportamientos humanos, dependerá de la cultura a la que se pertenezca, del entorno familiar en el que se desarrollan y si las conductas son social y moralmente aceptadas.

La agresividad y la violencia podrían ser normalizadas, justificadas y minimizadas en una sociedad determinada, de manera que violentar a una mujer o casarse con una menor de edad no represente una violación de los derechos humanos.

Comprenda que la agresividad es un comportamiento evolutivo que permite entender por qué se huye o se defiende ante una situación inminentemente peligrosa. Pero, además, hay que reconocer que la violencia tiene como finalidad someter intencionalmente.
Sí se puede cambiar.

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