Consultorio De Familia

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta del lector:

Muchos hijos son manipulados por ambos padres estén o no en medio de conflictos. Creo que la intención es ponerlos a su favor con la finalidad de que quieran más a uno que al otro. ¿Qué puede decir al respecto?

Respuesta de la terapeuta:

Lo que describe es lo que se conoce en la terapia familiar sistémica como triángulo relacional, en el que uno o varios de los hijos son atrapados en el sistema emocional de los padres.

El triángulo puede ser altamente destructivo en algunos casos, por ejemplo, cuando los padres involucran a sus hijos en los conflictos crónicos no resueltos.

Toda la tensión emocional de la pareja se canaliza a través de los hijos de diferentes maneras.

Una configuración emocional podría definirse de la siguiente manera, si uno de los progenitores utiliza al hijo para contarle todo lo que su pareja le dice o hace.

En este caso, implícitamente se involucra al hijo invitándole a tomar partido a su favor y se crea una alianza en contra del otro progenitor. El hijo triangulado enfrenta al este último en defensa del que trianguliza.

En otro escenario, la presión emocional desborda la capacidad de enfrentamiento del hijo que lo llevaría a desarrollar una enfermedad psicosomática, sobre todo si es el más vulnerable.

Si el cuadro disfuncional es sostenido en el tiempo, los conflictos mantienen un curso crónico y el hijo no puede salir de ese triángulo relacional, se corre el riesgo de que presente un trastorno del apego.

Los teóricos del apego, sobre todo su mayor exponente John Bowlby, aseveran que los padres que cuidan aman, protegen y crean un contexto de confianza, favorecen el desarrollo emocional e intelectual de los hijos.

En el sentido contrario, nos encontramos con padres que, a su vez, presentan problemas de apego, lo que implica que existe una mayor probabilidad de que el de los hijos sea el mismo.

Es lamentable que los padres no se percaten del daño que le provocan a los hijos. Este patrón relacional podría traer una ruptura definitiva con uno de los progenitores y provocar un problema de apego que se manifestará en su etapa adulta.

Si la triangulización es temporal ante un evento específico y la tensión emocional no persiste, no necesariamente implicaría un problema de apego con su respectivo trastorno de personalidad, el cual se manifestaría en la adaptación social y en las relaciones interpersonales.

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