CONSULTORIO DE FAMILIA

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Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora: ¿Hasta qué punto la  separación  afecta a mi hija de dos años? ¿Puedo lograr que mi hija sea una niña normal, sin la presencia de su padre?

Respuesta de la terapeuta: Su preocupación es válida. A las madres les preocupa cómo puede afectar la separación de la pareja a sus hijos.

La  separación no necesariamente implica daño emocional severo e irreparable.  Primero, habría que determinar cómo es el vínculo padre-hija. Este se crea mediante conductas de cuidado, protección, afecto, apoyo, seguridad que brinda el progenitor. A mayor inversión del padre más se siente la separación.

Un padre que mantiene una actitud negligente, que no invierte tiempo para demostrar cariño como sentarla en sus piernas, jugar, ayudarla a vestir, a cepillarse los dientes, llevarla a la cama, corregirla cuando es necesario, establecer reglas, se despide cuando llega y cuando sale, sería un padre que ha ganado pocos méritos.

Evalúe cómo el padre participa en el involucramiento con la escuela, de las reuniones, se responsabiliza en llevarla o recogerla, conoce sus profesoras. He ahí un padre que invierte en su rol.

Observe si contribuye a la manutención de su hija, para que no les falten sus alimentos básicos, medicamentos, educación y vestimenta. 

Estos indicadores le dan una idea acerca de  cuáles son las tareas parentales que asume el padre responsable.

Un padre que invierte poco, gana poco mérito. A mayor inversión emocional y cumplimiento de las tareas parentales mayor será la  intensidad con el vínculo parental.

Fíjese cómo el establecimiento y el efecto del vínculo padre-hija dependerá de las construcciones entre el dar y recibir de esa díada. No depende de usted. Depende del padre.

En caso de la niña no vivir junto al padre, no implica necesariamente abandono del padre. El vínculo afectivo puede mantenerse intacto.

En caso que el padre se distancie, la niña puede crear vínculos sustitutos de la figura parental, un tío o un abuelo, quienes se pueden constituir en personas resilientes para ella.  Por tal razón, hay autores que hablan del padre social o el padre biológico. Un padre social que cuida, protege y ama puede ser  más reconocido que el padre biológico.

La parentalidad responsable y bientratante puede ejercerse aunque el  padre no siga viviendo en la misma casa.

La parentalidad no la define lo biológico si no el buen trato.

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