Consultorio de Familia

Consultorio de Familia

Soraya Lara de Mármol.

Pregunta del lector: ¿A qué se debe que algunas personas no logran salir de los problemas? Solo hablan de ellos y se lamentan constantemente.

Respuesta de la terapeuta: Hay personas cuyos pensamientos, actitudes y estilo de afrontamiento son negativos.

Se encierran en ellos y se bloquean. No logran ver más allá de aquello a lo que han estado acostumbradas. Es lo conocido.

Las personas con espíritu derrotista se centran más en la frustración experimentada, en quejarse de los demás, de lo que pudo haber sido y a sentarse en la silla de la derrota a sufrir. Se encierran en sí mismas, se aíslan y se entristecen.

Es importante reconocer la diferencia entre resignación y aceptación; la primera remite a la entrega y renuncia a encarar la situación y resolverla. Es entregarse al problema o las personas implicadas en él. Se vive en el pasado y en el sufrimiento. La persona se cree víctima de lo sucedido.

La segunda, alude a la capacidad que tienen las personas afectadas de asimilar lo sucedido, comprender la situación por la que atraviesan, reconocer que están lastimadas y centrarse con sensatez en buscar soluciones. Ver qué ha hecho y no les ha dado resultado con el objetivo de buscar nuevas alternativas.

Además, tienen la capacidad de pedir ayuda a personas de confianza o acuden a donde un especialista en el tema de que se trate. Saben escuchar, reflexionar y dar pasos concretos encaminados a enfrentar la situación.

También reconocen que los cambios que asumirán pueden implicar situaciones inesperadas que salen de su control, pero aún así, se arriesgan bajo la convicción de que es su responsabilidad asumirlos voluntariamente para dar un giro a lo que les sucede.

Ocurre todo lo contrario con quienes se resignan y se resisten pasivamente a modificar su forma de pensar y encarar los problemas, más bien son personas que se obnubilan, se frustran con facilidad, renuncian encarecidamente a buscar soluciones, viven en el pasado y en el sufrimiento, se aíslan, son quejumbrosas y renuncian a vivir en el presente.

Favorece a la salud mental y física cuando las personas crean conciencia de que vivir bajo la dictadura de los problemas angustia y paraliza, mientras que superarlos libera y abre nuevas puertas para vivir en armonía consigo mismo y el entorno.

Mírese en ese espejo y decida mantener una actitud resiliente y optimista.

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