Consultorio de Familia

Consultorio de Familia

Soraya Lara de Mármol.

Pregunta del lector: Creo en las pelas. Me educaron así y soy una persona de bien. ¿Cuál es su opinión?

Respuesta de la terapeuta: Respecto al tema de las pelas encontramos dos posiciones: quienes las justifican y consideran que una pela al año no hace daño y los que rechazan esa práctica.

Esto evidencia que cada persona asume una posición con base en su experiencia personal y las creencias en los modelos disciplinarios aprendidos. También hay quienes han desarrollado la capacidad resiliente de criar, educar y disciplinar de manera distinta a la de sus padres.

Particularmente, creo que las pelas representan la ira, la frustración o la impotencia de los padres que, posiblemente, responden a las emociones o sentimientos que experimentaron cuando niños.

La ira manifiesta es una emoción que es expresada con conductas agresivas o violentas, que al descargarla alivia la tensión de manera temporal. Los padres no valoran las consecuencias ni el dolor emocional y físico que generarán en los hijos.

La frustración parental no es más que sentirse incompetentes e ineficaces para modificar los comportamientos de los hijos que consideren inadecuados, sobre todo si no se ajustan a sus necesidades y fantasías. Los padres se ven atrapados entre la desilusión y la decepción de no tener el hijo ideal al que aspiran.

La impotencia refleja la incapacidad de reconocer sus propias limitaciones, también el desconocimiento de que existen modelos disciplinarios bientratantes, en los que se pueden establecer las consecuencias lógicas y naturales con amor y límites.

Golpear a los hijos es lastimarlos física y psicológicamente.

Creo y abogo por la cultura del buen trato.

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