CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora:
Estoy casada y con tres hijos (varones). Mi esposo me habla muy mal delante de ellos.  Me amaga cuando tiene mucha rabia. Es buen padre y  esposo en  casa. Trabajamos juntos en su negocio. Soy su secretaria.  No aguanto más que me trate mal  delante del servicio. Los niños se asustan cuando él me está peleando.  Me quedo callada delante  de ellos. Tienen 10, 7 y 3 años. Le  he dicho que  no me hable mal, pero a él no le importa. ¿No se qué  hacer?

Respuesta de la terapeuta: Está atrapada en  la ambivalencia afectiva que opera entre dos opuestos: “el esposo-padre bueno y el esposo-padre maltratante”. Esto no le ayuda a ver con claridad la situación. Un padre  y esposo bueno, responsable no maltrata a su esposa  y madre de sus hijos; mucho menos delante de sus hijos y terceros.

¿Por qué buscar ayuda?  Su pareja necesita  un especialista que le oriente cómo controlar su ira. La doctora Louann Brizendine, neuropsiquiatra, plantea que el hombre genera su propia ira y que la misma se retroalimenta sola. Una vez  se pone iracundo no puede parar, continúa y agrede.  

Es probable que usted no comprenda el motivo y se pregunte: ¿Y ahora qué hice? ¿No he dicho nada? ¿Lo que he hecho no se corresponde con su ira? 

Por más que usted le diga que pare y que no lo haga delante de sus hijos ni el servicio, no  lo logrará. Él necesita aprender a controlar su ira interna que opera de forma acumulativa. El  interpreta alguna conducta suya como un desafío y encuentra la excusa para detonar.

Habría que determinar si su ira sólo se manifiesta con usted y con sus hijos. De ser así, entonces, estamos bajo una selectividad para expresarla. Las mujeres y los hijos son los más vulnerables. Si es selectiva la expresión externa de la ira, la finalidad es doblegarla y someterla.

Ni enfrentarlo ni someterse ayuda.  Si él interpreta que usted busca ponerle límites puede interpretar que le desafía su autoridad y podrá agredirla más fuertemente. Si se somete, lo seguirá haciendo porque le da resultado.  Doble atrapamiento psicológico.

Sus  hijos están expuestos a un  modelo de relación conyugal en el que predomina el desequilibrio entre el hombre y la mujer.

Urge buscar ayuda.  Los hijos sufren  y repiten el modelo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas