Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora: ¿La mujer que sufre violencia se queda con su pareja porque se acostumbra a ser maltratada?
Respuesta de la terapeuta: En estos casos la mujer no se acostumbra a la violencia. Pasa por un proceso de victimización durante el cual no se da cuenta que se está sometiendo a su verdugo.
En los primeros años de relación la mujer usa todas sus fuerzas, energías y recursos personales para defenderse de su pareja. Ella cree que puede detenerlo y enseñarle que le respete.
Al pasar de los años se da cuenta que todos sus intentos no fueron suficientes, y termina impotente e indefensa. Los mecanismos que utilizó no le direron resultados. Se convence de que no puede hacer nada para detenerlo.
En este proceso comienza a evitar los problemas para no ser atacada, humillada, burlada o golpeada. Sabe que si le solicita compañía, ayuda, hablar sobre un problema, sobre la economía familiar,entre otras demandas, él arremeterá violentamente. El miedo se hace presa de ella y la paraliza. Aparece el sentimiento de impotencia e indefensión.
La mujer, por miedo e impotencia, aprende a no defenderse.
El maltratador sabe cómo manipular de manera abierta o encubierta a la víctima. Usa su lenguaje directo o indirecto que confunde, atonta y paraliza. Ella no sabe cómo responder. Y si acaso tiene una alternativa, sabe que no la puede usar porque de todos modos será agredida.
La mujer aprende a detectar los movimientos más ínfimos, tanto conductuales, rigidez del cuerpo, mirada fija y penetrante, cuerpo rígido, puños apretados, apretón de dientes, así como, cambios fisiológicos, respiración rápida y profunda, cambio de color de la piel, aumento de salivación, entre otros, que le indican que él está violento y que en cualquier momento explosiona y la agrede.
En base a estas lecturas, la víctima queda cosificada ante el agresor. Ve la agresión verbal o física inminente. Aunque no explote, ella sabe que puede ocurrir en cualquier momento.
Analizando las respuestas de la mujer que convive con un agresor y las reacciones de miedo, los síntomas ansioso-depresivos, entre otros que sufre, no podemos hablar de costumbre si no de sometimiento por victimización. Si procede de un hogar en el cual sufrió algún tipo de violencia o malos tratos en la infancia, podría ser más vulnerable a la victimización en la vida adulta.