CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta a la terapeuta:
Soy una mujer muy creyente en Dios. Mis problemas los resuelvo con la ayuda de Él. Las personas me dicen que tengo que buscar ayuda con un psicólogo para que escuche otra opinión acerca de los problemas. Su opinión es muy importante para mí. Usted es una persona muy centrada en lo que dice.

Respuesta de la terapeuta: Le diría que su punto de vista también es importante para mí. Siempre tenemos que escuchar y conocer la realidad que nos presentan las personas. No hay verdad absoluta. Cada quien la construye de acuerdo a su sistema de creencias. Lo importante es ser flexible para aceptar otros puntos de vista.

La experiencia con Dios a través de los años se convierte en una riqueza interior por el diálogo interno  llevado con Él. Las conductas de ritualización como las visitas  a la iglesia, las oraciones, las lecturas, reuniones grupales para ayudar a otros, nutren a las personas.  La experiencia espiritual es socializada constructivamente.

Cada  persona se relaciona con Dios de manera diferente, dependiendo de la concepción que tiene del Dios mismo, el que ama o castiga. El que protege o abandona. Estas sensaciones vendrán a partir de su estilo de apego creado en su infancia.

La persona que ha estado al borde de quebrarse emocionalmente encuentra de Dios, hace un ajuste a sus creencias espirituales,  ayudándole ésta  a integrar nuevamente su estado psicológico. La sensación de creer en un padre que ama incondicionalmente, la acepta tal cual, no critica ni juzga ayuda a la calma. La persona es favorecida por la buena voluntad de Dios, entonces, resurge en una nueva vida. Siempre y cuando la persona lo viva como un ente espiritual a quien le asigna la función de padre protector.

La persona ansiosa o en un estado de desesperación que acude a Dios podría sentirse mejor.  De esta manera,  recupera  el dominio emocional. Confía que Dios le protegerá,  cuidará y guiará como  buen padre.

Por otro lado encontramos la persona que se apega ansiosamente a Dios para evitar el castigo y con temor a perder su amor. Otra se torna agresiva cuando alguien intenta quitarle, criticarle, devaluar la figura de Dios.

No toda  persona se relaciona igual con Dios. El apego a Dios dependerá del apego emocional individual.

La madurez personal  y  relación con Dios van de la mano.

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