Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta lectora: Me preocupa que mis hijos quieran tener un televisor y computadora en sus habitaciones. Todos quieren tener celulares. Mi esposa y yo no estamos de acuerdo. Creo debemos complacerlos, ella no. ¿Qué usted nos recomienda?
Respuesta de la terapeuta: El desarrollo de la tecnología y el consumismo han llevado al ser humano a pensar que cada quien tiene que tener sus propios medios para satisfacer sus necesidades individuales.
Vemos con mucha frecuencia en las clases media y alta que cada hijo tiene en su habitación un televisor, computadora, iPod, entre otros. Esta realidad conlleva a que cada quien haga su vida individual, aislada, desconectada de lo que pasa a su alrededor. La familia se va constituyendo en una estructura de funcionamiento tipo ISLAS.
La familia tipo ISLAS se reconoce porque está compuesta por diferentes miembros pero que están desconectados física y emocionalmente. Rige el individualismo. Se trata de cubrir mi necesidad, ver el programa que a mí me gusta. Usar la computadora cuando yo quiera. No tengo que esperar que otro acabe de hablar por teléfono para yo usarlo.
Los miembros de la familia se desconectan internamente pero se mantienen en contacto con otros por la red, viviendo de espaldas a lo que ocurre a su alrededor. La tecnología se convierte en un escape o evitación de los acontecimientos familiares importantes.
Se puede observar en cada mesa del hogar o de un restaurante, o de cualquier otro lugar miembros altamente desconectados. Mesas llenas de celulares cada uno esperando a ver quien llama, o ellos llaman, viendo un video por su aparato portátil, chateando o redactando con su BlackBerry. Todos parecen perfectamente desconectados.
Así mismo ocurre en casa. No se pueden sentar a almorzar o cenar porque cada quien está viendo su programa de interés en televisión o está haciendo un trabajo por Internet o chateando. Los adultos llegan automatizados a casa a sentarse embriagados con su romance tecnológico.
La tecnología pone en contacto a todos con el mundo exterior, pero si se descuidan, pueden quedarse desconectados. Los vínculos emocionales se anestesian y rige la ley del silencio.
Cuando se decide tener todos estos aparatos es importante saber usarlos. Hay que impedir que afecten la convivencia familiar. Con los niños, sobre todo, debe establecerse horario para su uso. Establezca horas sagradas. Resalte la importancia de estar juntos y dialogar.