Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora: Hay sicólogos que consideran que decirles a los hijos quiénes son los Santos Reyes que dejan los juguetes es hablarles mentiras.  Prefiero seguir  la tradición. Creo que esto no necesariamente les va a crear problemas. ¿Está usted de acuerdo con que les digamos la verdad desde niños?

Respuesta de la terapeuta: La celebración del Día de los Santos Reyes tiene un fundamento en la filosofía cristiana, a  partir del nacimiento del niño Jesús. Esta tradición se popularizó a partir de esta creencia religiosa.

Pienso que en una familia que esta celebración  tenga un contenido cristiano no será igual que en una no cristiana. Tal tradición se manifiesta en cada familia a partir de su sistema de creencias. Llevan a los niños a las iglesias, les explican acerca del nacimiento del niño Jesús, del ángel de la anunciación. Comentan que los Santos Reyes fueron a llevar regalos al niño Jesús por ser un niño bendecido y elegido por Dios para que salvara al mundo.

Para quienes no profesan esa fe  esta  creencia, no tendrá significado y será un absurdo, porque carece de sentido. Cada defensor o detractor dará explicaciones muy bien justificadas de por qué sí o por qué no. De manera que considero que cada familia adaptará a su nivel de creencia la explicación.

En los años que tengo haciendo psicoterapia no he visto a ningún niño sufriendo una frustración, depresión o sensación de traición de sus padres por no haberle dicho que son ellos los que dejan o “ponen” los juegos.

Creo  que no puede existir una disociación entre la creencia y el ritual de regalos. Es importante contarles la historia de dónde nace la celebración. La complejidad está en llevarse del  consumismo divorciado de la historia que plantea el cristianismo.

La comunicación es un mecanismo importante para dar a conocer la razón de ser de los rituales, sean estos familiares o religiosos.

Vemos  cada año en nuestro país a los políticos haciendo regalos  a razón de tal conmemoración. Los niños reciben informaciones por todos los medios de que los adultos regalan en este día.

Mantener la tradición religiosa sin distorsiones comerciales y sociales dependerá de cada familia.

Prefiero respetar la decisión  familiar respecto a esta celebración. En ella hay un efecto vinculante entre los seres queridos.

Celebre con sus hijos las actividades religiosas.