CONSULTORIO DE FAMILIA. Creencias religiosas y fanatismo

CONSULTORIO DE FAMILIA. Creencias religiosas y fanatismo

Soraya Lara de Mármol

Pregunta de la lectora: He visto en los medios de comunicación cómo personas con creencias religiosas son capaces de atentar contra inocentes en nombre de su Dios. ¿Cree que solo se trata de fanatismo o de personas que vienen con problemas familiares?

Respuesta de la terapeuta: La definición de fanatismo encontrada en el diccionario de la Real Academia versa: ”Quien defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas”. Nos hace ver que existe una actitud desmedida de las personas cuando se aferran a una creencia.

La complejidad reside en que este aferramiento irracional a ideas o creencias, muchas de las veces, pone en juego su vida y la de los demás. Son personas capaces de inmolarse para alcanzar, desde su creencia, la salvación o la inmortalidad.

Sus pensamientos se vuelven recurrentes sobre la misma idea y propósito. Organizan y planifican su vida en función de estos. Pueden aislarse de las personas de las que difieren. Es por eso que vemos en las noticias que tardaron años en lograr un objetivo.

Se concentran en la acción, planificándola a la perfección. A través de la planeación buscan la precisión. Estudian sus escenarios. Buscan la vulnerabilidad del entorno y el efecto psicológico y mediático que tendrá la acción contra la sociedad o el entorno.

Pueden ver al ser humano como un objetivo, que no necesariamente concuerda con el de preservar la vida de los otros.

Cuando se analizan las condiciones de vida y su historial familiar, podemos darnos cuenta que el contexto familiar y la historia individual evidencian malos tratos, historias de abandono, alcoholismo, drogas. Siempre que digo estas cosas me gusta aclarar, que, contrario a los fanáticos, también nos encontramos con personas con un historial similar, pero que son resilientes. Optan por la vida, por la paz y confraternidad.

La familia, por muy democrática que sea, es un núcleo cerrado, de manera que la convivencia y el intercambio influencian y afectan la personalidad de sus miembros. Cada uno vive la experiencia familiar desde su realidad psíquica, la que construye y en la que cree.

Sin duda que el buen trato, la seguridad, la confianza, la protección en la niñez y la adolescencia, así como el respeto a la individualidad, son pilares para que las personas conciban la vida creativamente y promuevan la paz, no el odio.

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