CONSULTORIO DE FAMILIA. El divorcio

CONSULTORIO DE FAMILIA. El divorcio

Pregunta de la lectora: Hace cuatro años, quien era mi esposo me pidió el divorcio. Yo no quería, pues tenía mis hijos pequeños, pero él insistió y no me quedó más remedio que aceptarlo. Todavía me llama para decirme en qué fallé. No entiendo por qué quiere hacerme sentir culpable. Nos ponemos a discutir. Me siento terriblemente mal. ¿Cómo puedo manejar esta situación?

Respuesta de la terapeuta: Entiendo que si relación terminó en divorcio, y sobre todo si han pasado años, no tiene sentido seguir hablando de lo que no funcionó y mucho menos usarlo para acusar y atacar.

Dada la separación, cada quien es responsable de reflexionar sobre aquellos comportamientos, actitudes, creencias, principios y valores que entraban en contradicciones, no para autoinculparse ni culpar al otro. El divorcio puede constituirse en un aprendizaje para ambos, para no repetir aquello que fue fuente de conflicto. Es un riesgo repetir el patrón de relación que no funcionó. Los modos de relación se van internalizando durante el desarrollo de la personalidad.

Las parejas tienden a reaccionarse mutuamente, partiendo de las interpretaciones que hacen del comportamiento o de lo que dice la pareja. Se procesan las interpretaciones y se asocian al pasado, a experiencias vividas. Nuestros comportamientos y actitudes están conectadas de alguna forma a nuestras experiencias inconscientes.

Ahora bien, las parejas se dicen lo que esperan de uno y el otro, y de cómo les gusta ser amados. Si existe buena voluntad se logra. Se hace el esfuerzo. Se piensa más en el altruismo relacional y el bien de pareja que en actitudes egocéntricas.

Le sugiero que, ante esta situación, le diga a su expareja que ya no tiene sentido hablar sobre el pasado. Que cada quien haga su proceso autocrítico para aprender y ser mejores personas para relaciones futuras.

Decirle: “No tiene sentido que hablemos de eso ahora”, “prefiero no hablar al respecto”, “reflexionemos individualmente”, limitémonos a hablar temas exclusivos de nuestros hijos”, son ejemplos. Usted puede ser más creativa y hacerlo mucho mejor. Es una forma de fijar límites psicológicos. Si no, quedarán atrapados en un divorcio emocional no resuelto. Esto carece de sentido.

En nombre del amor que una vez existió, pongan fin y vivan el presente.

Obviamente, no me refiero a aquellas conductas expresas que tienen intencionalidad de hacer todo lo contrario a lo que se le solicita como muestra de amor y compromiso.

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