CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

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Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Cuál es el abordaje nutricional de la hipertrigliceridemia?

R: Los triglicéridos son los lípidos o grasas más abundantes de la dieta, y forman el tejido adiposo del cuerpo donde constituyen una reserva energética utilizada durante los períodos de ayuno que asegura una supervivencia por más dos meses. La grasa corporal protege a las vísceras contra el traumatismo y actúa como un aislante térmico para regular la temperatura corporal. Los triglicéridos circulan por la sangre, en compañía del colesterol y los fosfolípidos, que unidos a ciertas proteínas especiales forman unos complejos llamados lipoproteínas. Estos lípidos proceden de la dieta o son formados en el organismo. El aumento de triglicéridos y/o colesterol en sangre se asocia con un mayor riesgo cardiovascular. Los niveles plasmáticos de triglicéridos en ayunas se categorizan como normales (menos de 150 mg/dL), limítrofes (150-199 mg/dL), altos (200-499 mg/dL) y muy altos (500 mg/dL o más). Los niveles muy altos de triglicéridos aumentan el riesgo de pancreatitis, especialmente cuando las cifras son iguales o mayores a 1000 mg/dL. Si los valores son muy altos la meta terapéutica es disminuir los triglicéridos a menos de 500 mg/dL, pero no existe un límite meta establecido para reducir los triglicéridos cuando las cifras iniciales son altas (150-499 mg/dL). Sin embargo, frente a cualquier aumento de los triglicéridos, antes de iniciar el tratamiento farmacológico se recomienda identificar y eliminar o controlar la causa: diabetes mal controlada, hipotiroidismo, obesidad, enfermedad renal crónica, síndrome nefrótico, sedentarismo, embarazo (3er. trimestre), alto consumo de grasas saturadas, cereales, azúcares, alcohol, y ciertos medicamentos (estrógenos, esteroides, antisicóticos, diuréticos, etc). Las medidas terapéuticas incluyen la pérdida de peso, aumentar la actividad física, limitar el consumo de alcohol, y la adopción de prácticas alimentarias saludables, tales como disminuir el consumo de cereales refinados y azúcares simples, eliminar las bebidas y productos endulzados con jarabe de maíz alto en fructosa; substituir las grasas saturadas y trans por grasas insaturadas (aceite de oliva, canola, aguacate y nueces), y aumentar el consumo de pescados grasos (atún, salmón, sardina, etc) ricos en ácidos grasos omega-3. Los suplementos de omega-3 (4 gramos al día) reducen los niveles de triglicéridos en un 30% o más (Skulas-Ray y col. Circulation. 2019;140).

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