CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

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Jimmy Barranco Ventura

 

P: ¿Cómo podemos mejorar la absorción del hierro presente en los alimentos?
R: El hierro es un mineral importante para el buen funcionamiento del organismo, ya que es el componente de la hemoglobina encargado de unir el oxígeno para transportarlo hacia los tejidos a través de la sangre arterial. El oxígeno es imprescindible para oxidar los combustibles presentes en los alimentos de nuestra dieta (azúcares y grasas) y obtener energía para llevar a cabo las diferentes actividades celulares. Así, la deficiencia de hierro causa anemia, una enfermedad caracterizada por decaimiento, falta de energía, respiración rápida, taquicardia, palidez de piel y mucosas.
El hierro, además, interviene en la fertilización y desarrollo del feto, formación de la placenta, desarrollo del cerebro, crecimiento de niños y adolescentes, cicatrización, inmunidad, memoria, atención, aprendizaje, mantenimiento de la temperatura corporal, etc, etc.

Hay dos tipos diferentes de hierro en los alimentos:
1-Hierro inorgánico (llamado no hemo). Está presente en alimentos de origen vegetal, en los lácteos y en preparados farmacéuticos. Este hierro de origen vegetal se absorbe en poca cantidad (2-5%), porque los vegetales contienen sustancias que dificultan su absorción: ácido fítico (presente en lentejas, garbanzos y cereales integrales), ácido oxálico (contenido en espinacas, acelgas, coles, espárragos y chocolate) y taninos (se hallan en el té, el café y los vinos). Su absorción es favorecida por enzimas producidas por el estómago y el páncreas. La acidez del estómago y la vitamina C (presente en cereza, chinola, naranja, kiwi, ajíes, etc) convierten este hierro de la forma férrica (Fe+++) a la ferrosa (Fe++), que es como se absorbe en el duodeno y en el yeyuno proximal.

2- Hierro hemo. Es de origen animal y está presente en la hemoglobina (glóbulos rojos) y en la mioglobina (músculos) de las carnes rojas, pavo, pollo, conejo, hígado, pescado, crustáceos (almejas y mejillones) y yema de huevo. Aunque la proporción de estos alimentos en la dieta es inferior, la absorción del hierro hemo es hasta cinco veces mayor (10-25%) que el no hemo. El calentamiento prolongado de los cárnicos libera el hierro y disminuye su absorción. Se recomienda consumir los lácteos y los cárnicos en comidas separadas, o al menos con una hora de diferencia, porque el calcio interfiere con la absorción del hierro hemo.

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