CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

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Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Por qué debe reducirse el contenido de sodio (sal) en los alimentos procesados?
R: Un estudio publicado el 20 de mayo, 2016, en la revista The Lancet, sugiere que consumir muy poco sodio es tan peligroso como el alto consumo, ya que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y muerte; por lo cual, los autores sugieren consumir 4,000-5000 mg de sodio al día.

Sin embargo, las evidencias científicas favorecen reducir el consumo de sodio. El primero de junio pasado la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) emitió una guía preliminar abierta a comentarios del público, con objetivos prácticos y voluntarios para la reducción de sodio por parte de la industria alimentaria; puesto que el 75% del sodio consumido procede de los alimentos procesados y preparados.

El estadounidense consume en promedio, 3,400 mg de sodio al día. Los objetivos voluntarios propuestos a corto plazo (2 años) y a largo plazo (10 años) para la industria tienen la intención de ayudar a los consumidores a reducir gradualmente la ingesta de sodio a 2,300 miligramos (mg) al día. Los objetivos pretenden complementar los esfuerzos ya existentes de muchos fabricantes de alimentos, restaurantes, y operadores de servicio de alimentos para reducir el sodio en los alimentos.

Según expertos del Instituto de Medicina, la reducción de la ingesta de sodio a 2,300 mg por día puede ayudar a reducir significativamente la presión arterial; previniendo así, en última instancia, cientos de miles de enfermedades y muertes prematuras. No obstante, la Asociación Americana del Corazón recomienda consumir unos ¡1,500 miligramos al día! Del 29 de febrero al 6 de marzo pasado se celebró en nuestro país la “Semana mundial por la sensibilización sobre el consumo de sal”, con el fin de persuadir a la población sobre las consecuencias del consumo excesivo de sal; y el lema de este año para sensibilizar a la ciudadanía es “Tenga cuidado con la sal oculta”.

El Gobierno, la industria alimentaria y todos los sectores comprometidos con la salud y el bienestar de la población, deben aunar sus esfuerzos, a fin de reducir el consumo de sal, causante de tantos males: hipertensión arterial (“asesino silente”), angina de pecho, infarto cardíaco, derrame cerebral, insuficiencia renal, cáncer gástrico, etc, etc.

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