Consultorio de Nutrición: ¿Cómo preparar habichuelas con dulce saludables?

Consultorio de Nutrición: ¿Cómo preparar habichuelas con dulce saludables?

Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Cómo preparar habichuelas con dulce saludables?

R: El origen de este delicioso y nutritivo platillo, tradicionalmente consumido durante la cuaresma (Miércoles de Ceniza, Viernes de Dolores y Viernes Santo), es incierto. Según algunos, este manjar vino con la llegada de los franceses a la isla de Santo Domingo, a finales del siglo XVIII; para otros, fue traído por inmigrantes del antiguo Imperio Otomano; y hay quienes le atribuyen un origen asiático o africano. Pero, independientemente de su origen, está muy claro que, en nuestro país NO EXISTE SEMANA SANTA SIN HABICHUELAS CON DULCE. Así, las habichuelas o “proteínas de los pobres” (14 gramos de proteína por taza de este alimento cocido) sustituyen a los cárnicos, de consumo restringido en esta época. Para su preparación las habichuelas se hierven con agua, y luego se mezclan con leche entera, semievaporada y leche de coco, junto a otros ingredientes como batata, para darle cremosidad, mantequilla, azúcar crema, clavo, vainilla y una pizca de sal para potenciar su sabor; y se sirven con pasas, galletitas de leche y casabe.

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Este platillo se disfruta frío o caliente como comida principal (almuerzo o cena) o como una deliciosa merienda. Una taza de habichuelas con dulce aporta un promedio de 400 calorías (350-450 calorías, según la cantidad de ingredientes), equivalente a una comida fuerte. Medidas para convertir este platillo hipercalórico y obesogénico en un manjar saludable:

1- Utilizar leche semidescremada, mejor si es descremada.
2- Usar algún edulcorante artificial.
3- Reducir la cantidad de batata agregada.
4- Limitar la adición de mantequilla.
5- Reducir el tamaño de la ración consumida.

De esta forma el valor calórico y el contenido de hidratos de carbono podría reducirse en un 40%, con 30% menos de grasa, igual aporte proteico y sin azúcar (sacarosa) añadido. Un platillo apto para ser consumido, con moderación y sin temor alguno, por quienes padecen de obesidad, diabetes y aquéllos que sufren de colesterol y/o triglicéridos elevados. ¡Buen provecho!

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