CONSULTORIO DE NUTRICIÓN. Enfermedad de Parkinson

CONSULTORIO DE NUTRICIÓN. Enfermedad de Parkinson

Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Cuál es la dieta en la enfermedad de Parkinson?

R: Esta enfermedad es un desorden crónico y degenerativo de un área del cerebro (sustancia negra del mesencéfalo) que controla el sistema motor, y se manifiesta con una pérdida progresiva de la capacidad de coordinar los movimientos.

Las células nerviosas de la sustancia negra mueren o sufren algún deterioro, por lo cual se produce menos cantidad de dopamina (neurotransmisor). Se caracteriza por temblor de reposo, lentitud en la iniciación de movimientos y rigidez muscular. La enfermedad de Parkinson afecta aproximadamente al 1 por ciento de la población mayor de 65 años y al 0,4 por ciento de la población mayor de 40 años. El 66% de los enfermos desarrollan discapacidad en 5 años, y el 80% a los 10 años. Su etiología es multifactorial: toxinas endógenas liberadas por el estrés oxidativo, fármacos, pesticidas, drogadicción, factores genéticos, traumatismos, etc.

El tratamiento farmacológico incluye la administración de L-dopa , un precursor de dopamina, que a diferencia de esta última, sí puede atravesar la barrera entre la sangre y el cerebro.

L-dopa debe consumirse media hora a una hora antes, y una hora después, de ingerir alimentos proteicos (cárnicos, lácteos, pescado, huevo, etc), para evitar que los aminoácidos interfieran con su absorción a nivel intestinal y cerebral, disminuyendo así, su efecto terapéutico.

Algunos autores recomiendan comer solo 10 gramos de proteínas en desayuno, y el resto en la noche, para favorecer la absorción de L-dopa.

Deben evitarse las dosis altas de piridoxina (vitamina B6), y cuando sea consumida debe separarse de L-dopa, para impedir que esta última pueda ser activada en la sangre, antes de llegar al cerebro. Los medicamentos utilizados para tratar el Parkinson pueden causar síntomas que limitan la alimentación y aumentan el riesgo de desnutrición: náuseas, vómitos, pérdida del apetito, alteración del gusto y olfación, sequedad de la boca y estreñimiento. La dieta debe ser rica en fibras (frutas, vegetales y granos integrales) y agua para controlar el estreñimiento; contra las náuseas, hacer seis comidas pequeñas, tomar líquidos fríos o helados fuera de las comidas, masticar bien los alimentos, evitar frituras y alimentos grasosos; y para la boca reseca, humedecer los alimentos con leche o bebidas descafeinadas.

 

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