Consultorio de Nutrición: Estilo de vida y el cáncer

Consultorio de Nutrición: Estilo de vida y el cáncer

Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Qué relación existe entre el estilo de vida y el cáncer?

R: La dieta y el ejercicio físico pueden influir sobre la iniciación, promoción y progresión del cáncer (Carrera-Bastos P. VII Congreso Internacional-Sociedad Española de Salud de Precisión 25, marzo-2022).

La deficiencia de ácido fólico, vitamina C, B3, B6, B12, D, selenio, zinc y/o magnesio favorece la iniciación del cáncer, pues causa mutación y rotura de los cromosomas (ADN), y daño oxidativo celular provocado por los radicales libres. También la aflatoxina presente en ciertos alimentos (yuca, maíz, pimiento, arroz, maní, trigo, girasol, etc), cuando son almacenan en condiciones inadecuadas, puede iniciar el cáncer.

Los nitritos de los embutidos y las carnes procesadas forman nitrosaminas, responsables del 13% de los casos de cáncer de intestino y 1.5% de todos los cánceres; y las nitrosaminas del tabaco se asocian con 72% de los casos de cáncer del pulmón y 15% de todos los cánceres.

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Las carnes (especialmente, pollo) y pescados ahumados son cancerígenas porque contienen hidrocarburos policíclicos. La producción de estas sustancias disminuye marinando la carne y el pescado en una solución ácida durante más de una hora; usando condimentos (pimienta, pimentón, ajo, cebolla, jengibre, cúrcuma, comino, canela, clavo, hinojo o anís estrellado) antes de asarlos; cocinando a baja temperatura (hervido o al vapor) y consumiendo estos alimentos con una gran cantidad de verduras (coles, repollo, brócoli, nabo, col de Bruselas, mostaza) porque contienen sulforafano, el cual evita la producción del benzopireno (sustancia cancerígena que daña el ADN) presente en las carnes a la brasa.

La promoción y progresión del cáncer aumentan por la inflamación crónica causada por obesidad, sedentarismo, alteración del ritmo circadiano, estrés psicológico, exposición a xenobióticos (químicos extraños al organismo), dieta inadecuada, niveles altos de glucemia e insulina, alteración de la microbiota intestinal y deficiencia de vitamina D.

Este estado inflamatorio puede ser atenuado por la actividad física, el consumo de omega-3 (presentes en pescados grasos y nueces) y ciertos fitoquímicos presentes en jengibre, te verde, brócoli, repollo, cúrcuma, etc. ¡Cuida tu salud!

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