Consultorio de Nutrición: Pacientes moribundos o con demencia severa

Consultorio de Nutrición: Pacientes moribundos o con demencia severa

Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Deben alimentarse los pacientes moribundos o con demencia severa?

R: La alimentación es una necesidad vital asociada con la hospitalidad, el amor y el servicio en todas las culturas a lo largo de la historia. Por lo tanto, es natural que los familiares de algún enfermo se preocupen cuando éste no come, pues, la alimentación ayuda a la recuperación del enfermo; y según la gente: ¡El enfermo que come se sana! Los pacientes que no pueden ingerir alimentos podrían alimentarse a través de una sonda o tubo introducido por la nariz hacia el estómago (nutrición enteral) o por las venas (nutrición parenteral).

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Sin embargo, este tipo de nutrición no parece ofrecer beneficios a los pacientes terminales o con demencia severa, cuya esperanza de vida es menor de 3 meses, según declaraciones de las sociedades médicas: americana (ASPEN), europea (ESPEN) y latinoamericanas (FELANPE), especializadas en nutrición clínica. No mejora la calidad de vida ni prolonga la existencia; más bien, aumenta los gastos y la agonía del enfermo y el sufrimiento de todos. Los días antes de la muerte podrían ser más incómodos si estos pacientes se alimentan por una sonda o por las venas, o si se les obliga a comer más de lo que quieren (Mogensen, KM, Manual MSD, 2024).

Contrario a lo que piensan los familiares, los enfermeros terminales y con demencia avanzada no se angustian por el hambre; se sienten mejor ingiriendo lo que les gusta. Durante el proceso de la muerte el cuerpo se va apagando, disminuyen los requerimientos nutricionales y se pierde el deseo de comer y beber; y es cuestionable alimentar estos enfermos por una sonda o por las venas. Más bien, se les deben ofrecer, a petición, porciones pequeñas y sabrosas de sus alimentos favoritos, y pequeños sorbos de agua. Humedecer la boca con un hisopo o con trocitos de hielo puede ser reconfortante para el moribundo y su familia.

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