Especialista en recursos naturales
Profesor, la conservación de los océanos y zonas costeras es una estrategia mundial promovida  por diversos organismos de las Naciones Unidas como medida de gran impacto para la mitigación de los cambios del clima desde la Cumbre Mundial de los Océanos celebrada en Indonesia; en tal sentido ¿Qué está haciendo el país  para la protección del mar territorial y sus recursos?

R. Mucho tiempo antes de que se presentaran con fuerza y en todas las latitudes del planeta, los efectos directos de los cambios climáticos, mucho tiempo antes de que los estudios sobre los impactos ambientales atribuidos a la inestabilidad climática, demostraran que las costas y mares adyacentes eran los ecosistemas más sensibles del planeta y que éstos hacen los mayores aportes para la estabilidad global del clima; ya la RD había iniciado sus esfuerzos particulares para la conservación de sus mares y porciones del Océano Atlántico que le corresponden.

Es justo reconocer que la Dra. Idelisa Bonelly de Calventi, desde la creación del Centro de Biología Marina de la UASD y muy especialmente, desde comienzos de los años 80 del siglo XX, se dedicó a promover los primeros estudios sobre la importancia del mar y sus recursos en nuestro país y a promover activamente su conservación.

Esos esfuerzos fueron coronados en 1986 con la creación del Santuario de Mamíferos Marinos de los Bancos de la Plata y la Navidad, con casi 4,000 kilómetros cuadrados; pero que fue ampliado a 25,000 km2 diez años después, con el Decreto 233-96. La Ley Sectorial sobre Áreas Protegidas No. 202-04, amplía un poco más esta misma área protegida (32,000 km2) y crea el Santuario de Mamíferos Marinos de Estero Hondo.

Sin embargo, es con el Decreto No. 571 – 09, en el 2009, once años después que las Naciones Unidas declararan el 1998, como “Año Internacional del Océano”, cuando la RD consolida sus esfuerzos con miras a la conservación de sus mares adyacentes, al crear los Santuarios del Mar, “Arrecifes del Sureste” y “Arrecifes del Suroeste”, ambos con mayor incidencia en el Mar Caribe (las dos primeras áreas protegidas de esta naturaleza en esta parte de la isla: en el Canal de la Mona y litoral costero Sur-oriental el primero, y desde la Bahía de Neiba hasta el Procurrente de Barahona, el segundo), los cuales suman  casi 11,000 kilómetros cuadrados.