CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. Profesor, la temporada de ballenas ya representa una actividad económica importante para el país y, en tal sentido, para este año hay 9 entidades mixtas (oficiales y no gubernamentales), que se ocuparán de organizar las actividades de visitación y avistamientos; pero para Samaná, ¿qué importancia tiene el Santuario de Mamíferos Marinos y demás áreas protegidas?

R. Es cierto, la temporada de ballenas se ha convertido en un fenómeno económico importante, con repercusiones sociales y políticas de gran impacto para el país y para Samaná principalmente, donde estos mamíferos marinos representan un valor agregado para el turismo que actualmente está en auge en toda la península.

Esta es una evidencia fehaciente de que la conservación también tiene un valor económico y eso es digno de resaltarlo, porque hasta ahora el criterio que reina en esta demarcación geográfica es que conservación y desarrollo son incompatibles, que no se debe sacrificar terrenos útiles para el turismo para dedicarlos a las Áreas Protegidas.

Samaná tiene que cuidar cada pulgada de tierra y disponer de un Plan de Ordenamiento Territorial tan estricto como el que rige para las islas Canarias, donde es más fácil obtener un permiso de construcción en la ciudad que en el campo, porque todo su desarrollo económico se sustenta en la conservación del 60% de su territorio que ha sido dedicado a las áreas protegidas.

En Canarias todos los años se ven 17 turistas que van a visitar los parques nacionales por cada ciudadano local. Samaná tiene potencialidades que superan en grande a las Canarias, porque aunque no tiene el Teide (un volcán), en cambio posee mares y montañas, las ballenas jorobadas, Los Haitises, los manglares más exuberantes de la región del Caribe, inmensos humedales, tres bahías (Escocesa, Rincón y Samaná), una península, dos cabos y cinco áreas protegidas que si se les mira espacialmente, constituyen un universo de opciones ecoturísticas. Es la diversidad de ofertas lo que hace grande y sustentable al turismo. En tal sentido, Samaná es el principal producto que tiene la República Dominicana para venderle al mundo. Allí todavía hay cierto escepticismo en algunos sectores económicos con respecto a las Áreas Protegidas, pero el fenómeno del avistamiento de las ballenas desde tierra y desde el mar es un hecho innegable.

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