CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. Profesor, ¿entonces los daños causados por el barco cargado de naphta al Santuario de Mamíferos Marinos fueron mínimos, a penas la muerte de una ballena joven?

R.  En este caso, lo que se evalúa como infracción, es el riesgo a que fue expuesta un área protegida que ostenta una categoría tan exigente como la de un “Santuario de Mamíferos Marinos”. Para fines de protección, lo que cuenta no es la muerte de una ballena, ni de cinco o de diez, aunque serían daños puntuales o concretos, sino su introducción inconsulta (sin aviso) y desde luego, sin la permisología correspondiente para un barco cargado de productos químicos sumamente peligrosos.

Para comprender la gravedad de este atentado contra esta Unidad de Conservación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, se debe tomar como punto de partida que el Santuario de Mamíferos Marinos de La Plata y La Navidad, es el lugar escogido como el principal nicho reproductivo de la especie Novaptera noveaengliae, el segundo animal más grande del mundo y sumamente amenazado.

Los especialistas estiman que el 85% de los individuos de una población que ronda los 9,000 – 12,000 ejemplares y que habita en las aguas del Océano Atlántico, viene anualmente a realizar la fase más delicada de su ciclo vital (aparearse y a parir). El restante 15% probablemente lo hace en las costas africanas de las islas de Cabo Verde.

Si por desgracia hubiese ocurrido un accidente con este barco que transportaba 196,900 barriles de naphol, un hidrocarburo ampliamente utilizado como materia prima por la industria petroquímica, los daños al hábitat de la ballena jorobada, serían invaluables y más espantoso aún, los daños al más importante punto de reproducción que todavía le queda a esta especie, para evitar su desaparición para siempre de la biodiversidad planetaria.

Al barco se le apagaron los motores frente a la zona de mayor concentración turística de la costa oriental del país y en lugar de remolcarlo a un puerto seguro, para las reparaciones de lugar, fue llevado al punto de mayor concentración de ballenas en la Bahía de Samaná, frente a playa Carenero. Tuvimos la oportunidad de observar la embarcación cuando estuvo anclada y luego, vimos las imágenes de las ballenas coleteando y soplando a todo alrededor de este carguero.

Se trata de una violación flagrante a las leyes dominicanas y un atentado contra una de las modalidades más exclusivas del turismo internacional: la observación de ballenas.

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