CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. Profesor, ¿Por qué no se habla de Río+20, siendo éste el acontecimiento ambiental más trascendental a nivel mundial de los últimos 20 años? ¿Cuáles son los temas a debatir? ¿Cuáles son las propuestas de la República Dominicana?

R. Lo cierto es que las Naciones Unidas han perdido mucho terreno en su capacidad de convocatoria para los grandes eventos mundiales, después de los tres fracasos seguidos de Copenhague (Dinamarca), Cancún (México) y Durban (Sudáfrica), con el tema de los cambios climáticos. Sin embargo, no se explica la apatía ante esta “III Conferencia Mundial de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible”, que se aprecia en la comunidad internacional, si nunca antes en la historia de la humanidad el planeta estuvo más amenazado por los problemas ambientales tradicionales. Ahora se vuelve a Río de Janeiro, 20 años después de la Primera Cumbre para la Tierra, donde estuvieron 118 presidentes, 154 países, más de 5 mil ONG; pero con una moral muy baja y sin fuerza para enarbolar los grandes problemas ambientales, en vista de que la falta de compromisos serios y  vinculantes o el incumplimiento de los acuerdos firmados solemnemente ya no concitan la esperanza que se levantó en aquella Primera Conferencia Mundial en Estocolmo – Suecia (1972) o en la 2da. (Río ‘92 – Brasil).

Para esta Tercera Conferencia Mundial (Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible) de la ONU se enarbolan 3 temas centrales: 1. El fortalecimiento de los compromisos políticos en favor del desarrollo sustentable. 2. El balance de los avances y las dificultades vinculados a su implementación. 3. Las respuestas a los nuevos desafíos emergentes de la sociedad. Dos cuestiones, íntimamente ligadas, constituyen el eje central de la cumbre: 1. Una economía ecológica con vistas a la sustentabilidad y la erradicación de la pobreza. 2. La creación de un marco institucional para el desarrollo sustentable.

Como se puede apreciar, la humanidad se encuentra empantanada en la desconfianza y ante el poder de las sociedades emergentes (China, India, México y Argentina), que no prometen nada para mitigar sus impactos al ambiente, ante el empuje de sus economías y sus objetivos de seguir ganando fuerzas de cara a la economía mundial. Brasil es la excepción. Aquí ni nos damos por enterados de lo que está pasando en el mundo y contrario a ocasiones anteriores (años 70 y 90) parece que iremos de anónimos aRío+20.

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