CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P.- Profesor, el hallazgo de los restos fósiles de un mono que acaban de realizar los especialistas de la Universidad de Indiana en el Parque Nacional del Este, despierta muchas interrogantes, pero lo que más nos inquieta, es la afirmación de que se trata de una especie endémica de primates extintos, que existía en las Antillas en tiempos muy lejanos, miles de años antes de Cristo.  De acuerdo a su experiencia, ¿cuál es la trascendencia de este descubrimiento?

R.- En ciencia, todas las hipótesis son validas hasta que no se demuestre lo contrario, pues se trata del punto de partida para todo tipo de investigación. Como usted muy bien señala, los especialistas de la Universidad de Indiana y los expertos locales, están manejando varias hipótesis en torno a este nuevo descubrimiento, categorizándolo como uno de los más importantes de los últimos 100 años en este campo.

Los descubrimientos anteriores, uno en Cuba (1911), otro en Jamaica (1920) y tres en La Hispaniola (1928, 1975 y 2009), dieron pie a que se planteara la existencia de una especie de mono antillano, sin embargo, en cada paso, las especies identificadas son distintas.

Jessica Keller, investigadora de la Universidad de Indiana a quien se debe el importante hallazgo, dijo emocionada: “Este descubrimiento podría reescribir la paleontología del Caribe”, pero Charles D.

Beeker, director de la Oficina de Estudios Subacuáticos de esta academia, afirma refiriéndose al manantial de Chicho, donde se encontró la cabeza de este primate: “Esta cueva puede guardar muchas

respuestas que tienen que ver con el proceso de población continental y con la aparición y extinción de animales que ya no existen”, y agregó: “El sitio tiene información valiosa sobre el Caribe y nos da la oportunidad de aprender más sobre los primates, y sobre si la desaparición de los osos perezosos, no fue tan temprana como se pensaba y si está vinculada al hombre”.

Richard F. Kay, considerado la máxima autoridad mundial en el estudio y conocimiento de este tipo de primates, va más lejos y dice que en su opinión: “los restos de la Cueva de Chicho no son los de un Saimirí (Mono Ardilla), como se pensaba hasta ahora, sino que quizá se trata de algo diferente y nuevo para la ciencia”. A partir de este momento, la República Dominicana se enmarca en la ruta de los descubrimientos más importantes que pueden conducir a desentrenar el origen de la biodiversidad y el poblamiento del continente americano.

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