CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en  recursos naturales
P.- Profesor, ¿qué ha pasado con la Ley de Ordenamiento Territorial, que ya ni se habla de ello y si la tuviésemos, fueran muchos los problemas ambientales y de conflictos de uso del espacio que nos ahorraríamos?

R.- La respuesta es evidente. No ha caminado, aunque es un mandato legal y no obstante las expectativas creadas, no se ha logrado consensuar ni siquiera el punto de partida entre los actores principales. La sociedad dominicana tuvo a bien recibir en el 2000, hace exactamente 10 años, la Ley General sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales, la cual dispone, en el numeral 30 de su articulado: Se declara de alto interés nacional el diseño, formulación y ejecución del plan nacional de ordenamiento del territorio, que incorpore las variables ambientales.

Para tales fines encomienda al Secretariado Técnico de la Presidencia, hoy Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, en coordinación con el actual Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y demás órganos competentes del Estado, desarrollar las acciones encaminadas a dar cumplimiento a tal mandato, en un plazo no mayor de tres años y disponiendo además, para que no se alegue la falta de recursos, que anualmente se consigne dentro del Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos, las partidas correspondientes.

Es que tanta belleza no puede ser real. La ley 64-00 no solo declara como un alto interés de la nación ordenar su territorio, sino que también establece responsabilidades y el origen de los recursos posibles para su ejecución. Pero en la práctica, ¿qué es lo que ha pasado? Que ya van 10 años en lugar de los tres que manda la ley y lo que es peor, se advierte una frialdad o falta de interés, que cualquiera diría que dentro de 10 años mas, hablaremos de letra muerta, las intensiones del legislador al pensar en el porvenir de la nación, plasmadas en un mandato sagrado o de sumo interés.

Podrá ser el mandato más sagrado y ser recogido por la misma Constitución de la República, pero si no es el interés de quienes se sienten bien con la indisciplina, con el desorden institucional, con la extraterritorialidad de sus acciones y el imperio del cuidado de mi parcela, no va a pasar nada. Para eso se comenzó transformando a ONAPLAN, CONAU y otras dependencias estatales, pero como la fiebre no está en la sabana, sino en Estado de Intereses, seguiremos con el status quo.

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