Especialista en recursos naturales
P.- Profesor, ¡Qué vergüenza! ¿Es cierto que usted se vendió y anda con un discurso escurridizo, negando todo cuanto nos decía sobre las maravillas del Parque Nacional Los Haitises? ¿A quién creerle, si usted era nuestro orientador y vea la forma en que termina?

R.- Aunque me haya vendido, puedo asegurarle que en esa negociación no entró el Parque Nacional Los Haitises, ni su área de amortiguamiento, si la tuviese (la Ley 202-04 se la quitó). No creo que exista un dominicano que en su sano juicio pueda negociar ese templo de la naturaleza y patrimonio del pueblo dominicano. Mi discurso puede que haya variado de entonación, pero no de contenido. Después de la Cordillera Central, madre de las aguas, Los Haitises, junto a la Sierra de Yamasá y la Cordillera Oriental, representa la segunda reserva de agua más importante de la República Dominicana. Es la segunda región cárstica más grande del mundo (1,860 Km2), solamente superada por Carso de Los Balcanes (5,700 km2).

El profesor se descalifica o pierde autoridad ante el alumno cuando falsea la verdad o tergiversa la realidad. Pero todas esas cosas pasan y en cualquier momento puede sorprendernos la decepción, por lo tanto, no crean en mí. Sin embargo, ustedes tienen el deber y hasta la obligación de investigar todo lo que se les dice, pues solo el conocimiento puede alumbrarles el camino de la certeza. Es imposible que la verdad pueda estar en dos lados a la vez y menos cuando se trata de espacios físicos, tangibles, geográficamente bien definidos.

Sin defender la cementera, porque para nada me importa, si llegase a instalarse en Gonzalo, no tocará el Parque Nacional Los Haitises, probablemente ni siquiera con el polvillo, porque los vientos alisios no pueden devolverse. Cuando fui   a ver el lugar de explotación, pude constatar que se trata de un cañaveral abandonado (no digo que esto justifique lo otro), tampoco conocí reporte de alguna especie endémica o amenazada. El relieve es ondulado, pero no hay mogotes. Gonzalo está ubicado justo donde comienza el karst, no en el centro de la región. No existen ríos ni escorrentías superficiales. ¡Qué existe agua subterránea, claro que sí, como en todo el territorio nacional y máxime con la pluviometría de la zona de Los Haitises!

En la escala tiempo – espacio, sólo el conocimiento puede conducir a la verdad, ni siquiera la recta, puede ser la vía más corta entre estos dos puntos.