Especialista en recursos naturales
P. Profesor, ¿podría indicarnos en qué quedó el Plan de Ordenamiento Territorial de Samaná que estuvimos discutiendo el año pasado en el Monumento Natural del Salto el Limón?

R. En aquella ocasión analizamos las razones por las cuales la República Dominicana está obligada a realizar su Plan de Ordenamiento Territorial (POT), para brindarle sostenibilidad a su porvenir, en vista de que riquezas naturales tan valiosas y con tanto potencial como las que posee el Nordeste, en particular la provincia de Samaná, requieren de una planificación del desarrollo a largo plazo para sellar su bienestar socioeconómico, garantizando la conservación de las áreas protegidas de la región.

Como se trataba de una práctica de laboratorio de la asignatura «Conservación de Recursos Naturales, de la Escuela de Biología de la UASD», muchas de las ideas quedan incompletas o los apuntes rápidos a veces no aclaran lo suficiente  para quedar totalmente edificados.

Les explicaba que en vista de la dificultad que enfrentaba el país para desarrollar su Plan Nacional de Ordenamiento Territorial, la dinámica y la fuerza que estaba tomando el desarrollo turístico de Samaná, particularmente en la franja litoral El Limón – Portillo – Las Terrenas – Bonita – Cosón, el Ministerio de Turismo se vio en la necesidad de adelantar sus estudios para presentar un Plan de Ordenamiento Turístico de la Costa Norte de la Península de Samaná, el cual se encontraba muy avanzado y que en estos momentos ya se ha consensuado con los actores claves y presentado al país como un producto bien ponderado de la gestión turística  y que, como se trata de un sector tan dinámico y en crecimiento, probablemente requiera de ajustes técnicos, pero ya se cuenta con un instrumento de trabajo invaluable.

Ahora vemos que los alcances de la visión que teníamos entonces sobre las potencialidades de la Provincia de Samaná, eran aún limitadas, porque nos maravillábamos con los ecosistemas y ambientes puntuales de las playas, los saltos de agua, los cayos, las ballenas, los múltiples atractivos de Cabo Cabrón y Cabo Samaná, el espectáculo indescriptible de Bahía Rincón, la proximidad de Los Haitises, los manglares…

El todo es más que la suma de sus partes. Samaná es mucho, mucho más, es un «tesoro en bruto» que todo el mundo quiere secuestrar y si no se interviene urgentemente, podríamos terminar matando la «gallina de los huevos de oro».