CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. ¿Qué le parece, profesor, los asambleístas derrotaron la propuesta del Poder Ejecutivo para que el texto de la nueva “Constitución” acogiera el “Principio de la Irreductibilidad de las Áreas Protegidas” y han aprobado justamente lo contrario?

R. Me parece que no. No fue la propuesta del Poder Ejecutivo la que los asambleístas desestimaron para aprobar todo lo contrario, sino, la esencia de la filosofía de la conservación que encarna el movimiento ambiental de la República Dominicana: “defender a perpetuidad las muestras más representativas de nuestra herencia natural”.

Somos los ecologistas los que nos sentimos burlados por los señores congresistas con esta acción. Quisiéramos que se entienda con meridiana claridad, si ese artículo 70 se queda tal como ha sido aprobado en la redacción final de nuestra constitución, es una puerta abierta a la ambición, a las coyunturas políticas para que se atente contra lo más sagrado del Patrimonio Nacional, contra las mejores potencialidades que le dejamos a nuestros hijos y generaciones jóvenes de dominicanos, para labrar su propio porvenir.

Es una inconsecuencia que en la Constitución de la República se establezca como “un derecho exclusivo de los congresistas” a desmeritar, disminuir y destruir las Áreas Protegidas. No puede haber derechos para matar la biodiversidad ni destruir riquezas únicas, que nos distinguen, nuestro orgullo ante la humanidad, el sello que consagra nuestro respeto a la vida.

¿Cómo se puede estar tranquilo cuando lo que se presenta como un logro, es que si, que es posible destruir las áreas protegidas? Así no. Mejor es que nunca, que jamás se le ocurra a alguien, proponer como una genialidad, que en la Carta Magna aparezca: “El Principio de la Incertidumbre del Sistema Nacional de Áreas Protegidas”. Esa es la esencia del “Articulo 70”.

Sin paralelismos ni imitaciones, pero hay que alabar la firmeza de la Iglesia Católica con respecto al Artículo 30, donde no hay dudas de que están claros, convencidos e inamovibles en su posición. Y nosotros los ecologistas ¿qué?, ¿en qué pie estamos parados? ¿No podemos coincidir, al menos en lo relativo al Principio de la Irreductibilidad, con el Secretario de Medio Ambiente, el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo y hasta con el mismo Presidente de la República, para convencer a los asambleístas de su error? Justamente ese ha sido el apoyo que nos ha faltado cuando impulsamos nuestras demandas. No somos nosotros quienes coincidimos con ellos, sino, ellos los que están acogiendo y aliándose a nuestra lucha.

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