CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. ¿Quisiéramos saber si le quitaron la protección a la Loma de Isabel de Torres, pues las urbanizaciones ya están a media falda de la montaña y en estos precisos momentos se pueden ver los gredars construyendo calles debajo y en el entorno de los cables del teleférico?

R. Por su importancia histórica y cultural, la Loma Isabel de Torres de Puerto Plata siempre ha gozado de algún tipo de protección. Aunque en estos momentos las autoridades locales y nacionales hayan bajado la guardia en sus responsabilidades de garantizar la integridad física de la naturaleza encantada que cubre esta unidad aislada de la Cordillera Septentrional, no quiere decir que por ello haya perdido su condición de “Monumento Natural”, ratificada más recientemente por la Ley Sectorial de Áreas Protegidas (Nº 202-04).

La loma Isabel de Torres fue declarada como “Zona Vedada” por la Ley Nº 470 de 1964 y dos años después (1966), el Poder Ejecutivo le confirma esta categoría, mediante el Decreto Nº 607 y establece sus normas de vigilancia y protección.

Como medida complementaria, cinco años más tarde (1971), la Ley 95 amplía el ámbito de protección de la naturaleza de esta urbe atlántica, creando el Parque Nacional Litoral de Puerto Plata, que incluye el legendario Puerto de la desembocadura del Río San Marcos, el Fuerte de San Felipe, el Malecón y su extensión hacia el Este (Long Beach) y hacia el Oeste (Costa de Ámbar).

Tal como siempre lo ha hecho la “Sociedad Renovación”, las autoridades edilicias puertoplateñas deben poner todo su empeño en salvaguardar la naturaleza de Isabel de Torres, primero por ser un símbolo emblemático de la ciudad y segundo por ser un hito y un referente clave de uno de los eventos de mayor trascendencia que ha tenido la humanidad: el descubrimiento del Nuevo Mundo. Al aproximarse el Almirante Cristóbal Colón a la desembocadura del San Marcos y apreciar el color plateado que las hojas del Yagrumo (Cecropia peltata), al ser iluminadas por el Sol, le daba a las laderas de la montaña que él mismo había bautizado con el nombre de Isabel de Torres, en honor a la monarca Española, también decidió bautizar su punto de anclaje con el nombre de Puerto de Plata o “Puerto Plata”. Es una pena que el Estado y la misma sociedad dominicana, vean indiferentes la forma en que se van borrando las páginas originales de nuestra historia.

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