CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Eleuterio Martínez

P. Profesor, la Asamblea General de la ONU ha enfocado este año 2014 a alertar a los pequeños estados – islas sobre la gravedad de los impactos potenciales delos cambios climáticos ¿debemos considerar que este mensaje también está dirigido a la República Dominicana?

R. Claro que sí. Los riesgos en ciernes de los cambios climáticos nos afectan directamente como país y a la isla como un todo. Es probable que todavía el ciudadano común no entienda la gravedad de los impactos reales y potenciales que traen consigo los fenómenos asociados a los cambios globales del clima, pero lo cierto es que la situación es cada día más preocupante.

En países o territorios continentales, por la gran extensión territorial que ocupan y les circundan, los daños que podrían crear los eventos climáticos, atmosféricos o meteorológicos, podrían resultar hasta cierto punto manejables, mitigables o de más fácil amortiguamiento que los que se presenten en países insulares relativamente pequeños.

En el mundo sobran los ejemplos de catástrofes naturales que permanentemente causan innumerables pérdidas de vidas humanas y la destrucción de propiedades y medios de subsistencia. Es cierto, las catástrofes naturales forman parte del devenir de los tiempos, pero nunca como ahora se pierden tantas vidas, ni la fuerza o intensidad de los fenómenos naturales alcanzaron los niveles actuales.

Esta situación tiende a agravarse en los espacios pequeños o insulares, porque la escasa extensión territorial, la fragilidad que le es inherente, hacen que los impactos se magnifiquen o resulten mucho más graves que en cualquier otro espacio similar, pero dentro de un continente. De ahí la preocupación que se ha generado y enfocado en la Asamblea General de las Naciones Unidas de este año, donde se recomienda a los ciudadanos y a las autoridades adoptar cuantas previsiones sean posibles para hacer frente con ciertos niveles de seguridad a los eventos que vendrán.

Si la tormenta Olga, que vino en los días previos a la Navidad del 2007, cuando ya había pasado la temporada ciclónica; si la tragedia causada por la tormenta Jeannete en Gonaives-Haití y el drama humano que se vive alrededor del lago Enriquillo, por el desbordamiento de sus aguas…, no nos dicen nada, es porque estamos muy despistados sobre una realidad que ya la tenemos de frente.

¡Actuemos hoy, porque mañana puede ser muy tarde…!

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