Consultorio Ecológico

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P. Profesor, como país vamos para la cumbre mundial del clima en París para darle apertura a la navidad 2015 ¿habrá un final feliz en esta novela de engaños e hipocresía que se celebra anualmente?

R. El escenario parece ser distinto para la Cop-21 (Vigésimo-primera Conferencia de las Partes de Naciones Unidas para el Cambio Climático), no solo porque el nivel de conciencia sea distinto, de naciones todopoderosas que de actitud siempre opuesta hoy van dispuestas a colaborar abiertamente o por la encíclica papal “Laudato si”, sino por Patricia.

No cabe dudas de que el Papa Francisco ha sensibilizado al mundo y ha puesto a los poderes fácticos a mirar hacia el cielo, pero ninguna acción que se haga en la Tierra tiene tanto poder como las señales que nos llegan desde lo alto.

Patricia llegó a México como el prólogo al capítulo 21 de la serie sobre Cambio Climático que comenzó en 1992 en Río de Janeiro – Brasil, pero que tuvo su primer tropiezo en Tokio – Japón, cinco años después y de ahí en adelante ha sido un diálogo de sordos, donde todo el mundo es convocado, todo el mundo asiste, pero para hacer diplomacia y nada de compromisos concretos.

La Tierra tiene fiebre, su temperatura tiene 0.76° C por encima de lo normal que debe ser de 14° C, y antes de que llegue a convulsionar con los 15° C, ha recibido una señal clara e inequívoca de Patricia, de lo que viene si la humanidad sigue con este jueguito de amagar y no dar.

Hasta ahora, en los últimos 12,000 años de vida planetaria, por la faz de esta esfera celeste no había pasado un ciclón con vientos superiores a los 290 kilómetros por hora, aunque con ráfagas superando los 300 km/h.

Pero Patricia hizo lo que nunca se había hecho con el clima; salió del Pacífico y penetró a tierra firme por el occidente mexicano, con vientos que superaban la barrera de los 400 km/h.

Es cierto que al tocar tierra atenuó su furia y marchó por senderos inofensivos, causando menos daños que cualquier tormenta tropical; pero el susto fue suficiente.

El mensaje no fue para la humanidad, que será la víctima de las nuevas patricias implacables que azotarán la Tierra; sino para los gobiernos del mundo que van a confesar sus pecados a París.

¡Actuemos hoy, porque mañana será demasiado tarde…!

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