Consultorio Ecológico

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Eleuterio Martínez

P. Profesor, nos informan de las amenazas al Parque Nacional Luis Quin, ¿cree usted que esta unidad de conservación será la próxima víctima del Sistema Nacional de Áreas Protegidas?

R. Conocemos de primera mano las presiones que podrían convertirse en amenazas reales, para los valores que posee y rodean el Parque Nacional Luis Quin; pero hasta donde hemos investigado, el personal técnico de campo ha informado debidamente al Ministerio de Medio Ambiente de las implicaciones que tendría la explotación de los farallones en el pie de monte de la cordillera Central – provincia Peravia.
Estos farallones tan singulares y en plena base cordillerana (los farallones son cortes verticales de las plataformas marinas emergidas en o próximo a las costas), se encuentran en el área de amortiguamiento del Parque Nacional Luis Quin, justo donde se levanta la loma Los Ganchos y la loma la Tachuela y que junto a la Barbacoa, constituyen las montañas más elevadas de la cordillera Central en su extremo oriental.
Esta vez esperamos que las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente, tal como se lo encomienda la Ley Sectorial sobre Áreas Protegidas (N° 202-04), no permitan que los valores esenciales de este parque nacional, resulten lesionados; independientemente de la importancia que se alegue de las obras a realizarse con el material que se pretende extraer de sus farallones.
Hasta donde conocemos, en el Concejo de Regidores del Ayuntamiento de Baní se discute y evalúa una petición de una empresa de venta de agregados, para extraer rocas gigantes de los farallones en cuestión, para ser utilizadas en la construcción del rompeolas que es preciso construir en Punta Catalina para hacer posible la construcción del muelle que permitiría las labores de desembarque de la materia prima para el funcionamiento de las Plantas de Generación que allí se construyen.
Existen varias alternativas, incluyendo las inmediaciones del mismo río Baní, que por cuestiones de distancias y obstáculos naturales, resultan mil veces más viables desde un punto de vista lógico y práctico, en lugar de la explotación de los farallones del Parque Nacional Luis Quin.
Si Medio Ambiente autorizara estos desmanes contra esta área protegida, no solo se estaría agrediendo una riqueza biológica única, sino las aguas del río Baní y múltiples manantiales de los ríos Ocoa y Nizao, que alimentan las presas de Jigüey y Aguacate; sino la misma ciudad de Baní, por cuyo centro pasarían las volquetas arruinando sus calles siempre limpias y ordenadas.

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