CONSULTORIO ECOLÓGICO

CONSULTORIO ECOLÓGICO

Especialista en recursos naturales
P. Profesor, somos de opinión que la minería es una opción de desarrollo para nuestro país y ahora con las alzas del oro en los mercados internaciona- les y las expectativas de que la Barrick va a explotar toneladas de este metal precioso en lugar de onzas, cree- mos que muy pronto seremos ricos realmen- te. Ya la Falconbridge está por reiniciar sus operaciones en La Peguera y Guaiguí, mientras Cerro Maimón se consolida, amén de los proyectos de Uni- gold en la Frontera. ¿Qué opinión le mere- ce el fortalecimiento de este sector de cara al futuro de nuestra nación?

R.  Yo también comparto su opinión de que la minería es una alternativa de desarrollo económico para la República Dominicana, pero ¿a qué precio? Hace mucho tiempo que venimos reflexionando sobre estos casos y la esperanza que los dominicanos ponemos en los mismos para mejorar nuestras condiciones de vida y lo que es peor, nuestros gobiernos hacen exactamente lo mismo, sobre todo si las divisas llegan en períodos inferiores a los cuatro años.  Realmente es lamentable que no podamos ver más allá de nuestras narices. Nosotros no vivimos en un continente, sino en una isla, cuya mitad ya está arruinada y con el peso de 20 millones de seres humanos que es preciso mantener con la mitad que todavía mantiene su base de recursos naturales. La minería debe ser la última opción de desarrollo en que nos apoyemos, porque nuestras grandes necesidades a largo plazo no es de oro, ni siquiera de divisas, sino de agua que no podemos importar, de alimentos que es preciso producir en el Bajo Yuna,  de estabilidad climática que solo la garantiza el equilibrio ecológico que sostienen nuestros bosques, nuestras cordilleras y la extraordinaria biodiversidad que nos caracteriza.

Estamos perdiendo de vista que la soberanía nacional la sustentan el Yaque del Norte, el Yuna, el Yaque del Sur, Ozama y Nizao; que la seguridad alimentaria de la isla se está vulnerando en La Vega, Santiago, San Francisco de Macorís, Salcedo, Tenares y Villa Tapia, donde cientos y miles de tareas de los suelos con la mayor capacidad productiva del mundo se están sepultando bajo el concreto y el asfalto. Queremos seguir soñando porque el día en que perdamos esa capacidad, ahí mismo pereceremos como nación, pero quisiéramos mantener la esperanza en una Quisqueya Verde, no en cráteres lunares; en ríos con agua, no con cauces empedrados; en suelos fértiles…

Publicaciones Relacionadas

Más leídas